Columna “Texto Sentido”
1° de mayo
El pasado 1° de mayo, la Presidenta de la República Claudia Sheinbaum Pardo anunció que el Gobierno Federal daría paso de manera paulatina a la implementación de la jornada laboral de 40 horas, tal y como se comprometió en campaña. Las bases de justicia que esta propuesta otorga a la clase más trabajadora del mundo -según datos de la OCDE-, es parte del Plan México y permitirá aumentar la productividad y el desarrollo económico tanto de ella como del país, además de evitar la fuga de mano de obra calificada.
Lo anterior deja claro que la Presidenta está dispuesta a cumplir el mandato que le otorgó el pueblo con una histórica votación, a pesar de aquellos quienes durante su campaña electoral le ofrecieron apoyar todas sus propuestas de gobierno y ahora se lo regatean o, peor aún, se dicen representantes de los trabajadores y, a su nombre, aseguran que “su deseo es trabajar más” ¡vaya representantes! Simular ser de izquierda para obtener un cargo público, con el propósito de defender los intereses patronales es una traición al pueblo de México y una perversidad inadmisible para quienes, de la mano de Andrés Manuel López Obrador, fundamos a pie y en caminos de terracería este gran proyecto del que abusan sin pudor.
La Presidenta da una lección de dignidad, al tiempo que muestra claramente su compromiso con la clase trabajadora y los ideales del movimiento social más grande en la historia de nuestro país. Uno de los principales objetivos históricos de la izquierda en el mundo, es el de hacer valer los Derechos de los más desprotegidos -entre ellos los de la clase trabajadora-, a partir del desmantelamiento de la red de privilegios en favor de sus causas.
Lo anterior tiene todo qué ver con lo ocurrido durante la VI sesión del Consejo Nacional de Morena el pasado domingo 4 de mayo, en la cual, por unanimidad y a pesar de algunas notorias ausencias, se aprobó la misiva enviada por la Presidenta Claudia Sheinbaum al seno del partido, cuya finalidad es la de restablecer las bases éticas que componen el ideario de la Cuarta Transformación, difuminado entre los humos del Poder que obnubiló a quienes no están preparados para asumirlo con responsabilidad, humildad y entrega, poniendo en riesgo el proyecto de Nación. Bien por nuestra Presidenta.
