#VenaCava
Sabiduría, verdad y ciencia
POR KARLA RUSSELL
Muchos temas de relevancia mediática hoy cobran énfasis en algo en común: ¿Quién dice la verdad? ¿Quién es el mentiroso y por ende, a quién hay que odiar? Prácticamente, entrar a las redes sociales es un avispero pero opiniones sobre quién dice lo que a nuestros ojos y razón ha de coincidir.
Le llaman « la cámara de eco » a todas esas voces que coinciden con la nuestra y que resultan así por el mismo algoritmo de lo que buscamos, compramos, leemos y damos like.
La distopía comienza en la propia elección consiente e inconsciente. Y voy a ser clara y explícita. Recientemente falleció un político veracruzano muy polémico, que seguí sus pasos ejecutivos y mediáticos. Hubo cosas terribles y otras cosas muy propositivas. Algunas personas adoraban la dicha de conocerlo y otras más, aseguran les dio desgracias.
Esas voces hoy buscan un eco, donde puedan sacar su pensamiento. De mi parte sólo dije la frase protocolaria QEPD. Sin más, no pude redactar toneladas de palabras porque me enseñaron que en su momento las cosas se dicen, se hacen y se resuelven.
Algunos piensan que no se ha hecho justicia y otros más que la culpa no fue del tío sino de a quién hizo sobrino. Pero ese debate lejos de conseguir la templanza para opinar, me deja en claro que poco a poco la gente va en búsqueda de aliados y no de su propia verdad que es donde llega la sabiduría. Con los hechos personales hay que hacer algo y darle un sentido, como sugiere la Logoterapia.
Y no, no lo hablo a medias tintas, ya que vi personalmente el horror de muchas familias sufriendo y explicándose qué les estaba pasando. La prensa es la más enterada y la más afectada. De eso hice una Tesis de Maestría que por cierto, algunos prefirieron ignorar porque nada tenía que ver con su comodidad personal.
Ahí entendí que cada quien busca su verdad según la quiera mirar; que cada quien tiene sus razones para juzgar bueno o malo. Pero muchos se pierden en la subjetividad y ahí es donde la mentira endulza los corazones.
Entendí que la NeuroCiencia es un buen camino para empezar a actuar. Todo acto profesional, científico, religioso y político deberá no al menos evitar el dolor de nada y a nadie, pero nunca provocar, perpetuar o incentivar el sufrimiento.
La luz y la sombra está en todos, a cada uno le toca saber en dónde se está para juzgar.
