Internacional.- El dictador Nicolás Maduro juró este 10 de enero ante la Asamblea Nacional del régimen, extendiendo su mandato por seis años más, en medio de un aislamiento internacional y un fuerte rechazo de la oposición venezolana.
La ceremonia tuvo lugar en un contexto de creciente tensión, marcada por el fraude electoral en las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, donde el verdadero ganador, Edmundo González Urrutia, fue despojado de su victoria.
Maduro, en su discurso, afirmó que este nuevo período presidencial será “el período de la paz” y fue investido como presidente constitucional por Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional. Sin embargo, la legitimidad del acto fue puesta en duda desde el principio, ya que la comunidad internacional y la oposición venezolana lo consideran un “golpe de Estado” que desconoce la voluntad popular expresada en las urnas.
El acto de juramentación, al que asistieron solo cinco jefes de Estado, incluidos los dictadores Miguel Díaz-Canel de Cuba, Daniel Ortega de Nicaragua y Abdelmadjid Tebboune de Argelia, dejó en evidencia el aislamiento de Maduro. Rusia, China e Irán, sus principales aliados, enviaron representantes de bajo nivel.
Según documentos presentados por la oposición, González Urrutia obtuvo 7.443.584 votos (67%) en las elecciones de julio de 2024, frente a los 3.385.155 (30%) de Maduro, cifras que fueron verificadas por el Centro Carter, el único observador internacional independiente. A pesar de esto, el régimen de Maduro ha mantenido un muro de silencio sobre los resultados reales y la transparencia del proceso.
La jornada del 10 de enero estuvo marcada por tensiones adicionales, como la decisión del régimen de cerrar la frontera con Colombia y suspender los vuelos hacia ese país, presuntamente para evitar que González Urrutia cruzara al territorio venezolano. Además, la ciudad de Caracas fue militarizada, lo que refleja el temor del régimen ante posibles protestas o levantamientos populares.
Mientras tanto, la Plataforma Unitaria Democrática, junto con sectores de la sociedad civil y aliados internacionales, emitió un comunicado denunciando lo que consideran un “golpe de Estado” y un fraude electoral que impide el ascenso legítimo de González Urrutia como presidente. En el comunicado, también se hizo un llamado a la resistencia activa y a la lucha por la democracia en el país.
En las calles de Caracas, cientos de manifestantes se enfrentaron a las fuerzas de seguridad, y la líder opositora María Corina Machado fue detenida y coaccionada para grabar videos, según denuncias de su equipo.
A pesar de su liberación, la represión contra la oposición continúa siendo una constante del régimen, lo que fue ampliamente condenado por líderes internacionales, incluido el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien expresó su apoyo a los opositores y a la lucha por la libertad en Venezuela.
El acto de toma de posesión de Maduro, rodeado de fraude electoral y represión, refuerza el aislamiento de Venezuela y pone en evidencia el desdén del régimen por la voluntad del pueblo venezolano y la comunidad internacional.