viernes siete niños murieron calcinados en una precaria vivienda hecha de madera en la alcaldía Iztapalapa.
Cinco de los pequeños eran hermanos, estaban en compañía de su primo y al parecer de su tía.
Vecinos de la zona aseguraron que los niños deambulaban solos en las calles cercanas a su casa.
Agregaron que los papás son adictos a las drogas y no cuidaban debidamente a los pequeños.
Después de la tragedia, varias mujeres de la colonia encararon a la abuelita de los menores que lloraba cerca de la casa calcinada.
La mujer de cabello corto y decolorado fue abordada por vecinas del lugar que le reclamaban que ella nunca cuidaba a los niños.
“El 24 yo los tuve en mi casa, a ver ¿dónde andabas tú?”, la cuestiona una vecina. La abuelita responde “Andaba trabajado”.
Sin embargo, otra mujer la encara y le dice que no estaba trabajado “además siempre las andabas vendiendo (a sus nietas)”. La abuelita niega el hecho, pero la vecina le dice “a mi me lo decía la niña”.
“No tienes ni porque llorar, eres una mala madre, maldita siempre serás”, dice contundente la vecina.
