MÉXICO
La hepatitis viral afecta a 325 millones de personas en el mundo y causa 1.34 millones de decesos anuales. En algunos casos, puede provocar cirrosis, cáncer de hígado e insuficiencia hepática. De ahí la importancia de conocer los diferentes tipos y síntomas de este padecimiento.
El padecimiento de la hepatitis es la inflamación del hígado y generalmente tiene una causa viral. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen cinco tipos de virus: A, B, C, D y E.
Mientras que la hepatitis A y E son provocadas, en la mayoría de los casos, por la ingestión de agua o alimentos contaminados, las hepatitis B, C y D se contraen por el contacto con fluidos corporales infectados; por ejemplo, una transfusión de sangre o de productos sanguíneos contaminados; otro peligro son procedimientos médicos invasores realizados con equipo contaminado. Por otro lado, en el caso específico de la hepatitis B, se transmite de madre a hijo en el parto, o de un miembro de la familia al niño, así como el contacto sexual.
Hepatitis A
Como ya se mencionó, la hepatitis A se contrae por alimentos y bebidas contaminados, además por tener relaciones sexuales o contacto con los fluidos de alguien con el virus (aunque no tenga síntomas).
Sus signos y síntomas se presentan semanas después de haber contraído el virus, y son: fatiga, náuseas, vómitos repentinos, dolor o malestar localizado en el cuadrante superior derecho del abdomen, evacuaciones intestinales de “color arcilla”, falta de hambre, orina de color oscuro, dolores en las articulaciones, piel y ojos de tono amarillo (ictericia), así como picazón intensa.
Hepatitis B
El cuadro de hepatitis B en personas con el virus suele ser crónico en el caso de bebés y niños, es decir, dura más de seis meses. Se contagia por contacto sexual, compartir agujas y, como se dijo anteriormente, de madre a hijo durante el parto. Los síntomas suelen ser similares a los de la hepatitis A.
Hepatitis C
La hepatitis C se transmite por sangre contaminada con el virus. Su cuadro clínico es crónico, incluso puede permanecer “silencioso” por años, y se caracteriza por: sangrado y hematomas provocados con facilidad, fatiga, falta de apetito, ictericia, orina de color oscuro, picazón en la piel, acumulación de líquido en el abdomen (ascitis) e hinchazón de piernas, pérdida de peso. En caso de complicarse como encefalopatía hepática, puede presentar desorientación, somnolencia y balbuceo.
Hepatitis D
El caso de la hepatitis D es un caso muy particular, requiere la presencia del virus de la hepatitis B para replicarse. Además, se considera la forma más grave de hepatitis vírica crónica, dada su progresión más rápida hacia el carcinoma hepatocelular, según la OMS.
La hepatitis D presenta un cuadro similar a la B. Asimismo, la sobreinfección por el VHD acelera la progresión hacia la cirrosis.
Hepatitis E
El virus de la hepatitis E es excretado en las heces de las personas infectadas y entra en el organismo humano por el intestino. Su principal forma de transmisión es a través de la bebida de agua contaminada. En la mayoría de las ocasiones la infección suele ser autolimitada y se resuelve entre 2 y 6 semanas, pero también es posible que cause una enfermedad grave llamada hepatitis fulminante o insuficiencia hepática aguda, la cual puede ser mortal.
Hepatitis alcoholica
Además de las hepatitis de tipo viral, el padecimiento puede ser provocado por la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas durante años. Sin embargo la relación entre la cantidad de alcohol y la incidencia de la enfermedad no es del todo clara.
Al igual que en otras formas de hepatitis, el enfermo de hepatitis alcohólica presenta piel y ojos tono amarillo (ictericia), además de pérdida de apetito, náuseas y vómitos, sensibilidad abdominal, fiebre, fatiga y debilidad.
En cualquiera de los casos, si presentas los síntomas de algún tipo de hepatitis, lo recomendable es asistir al médico lo más pronto posible para obtener tratamiento y diagnóstico certeros.