El turista es un ciudadano altamente conectado, requiere mucha información y es un generador de contenidos, lo que origina una gran beta de promoción y marketing. Al mismo tiempo es un internauta que utiliza buscadores y plataformas que le brinden información sobre aspectos como la seguridad de los destinos, utiliza aplicaciones móviles para hacer sus reservaciones, para identificar los espacios donde consumirá, navega permanentemente en las redes sociales donde se informa e interactúa, por lo que es siempre mandatorio innovar en procesos, productos y servicios turísticos en toda la cadena de valor para que al mismo tiempo de ser tangibles estén conectados a las carreteras de la información para una mayor visibilidad digital.
Los destinos turísticos y sus ecosistemas de valor deben encontrarse en un modo de innovación permanente y, al mismo tiempo, incorporar los elementos necesarios para la competitividad en la era digital y fortalecer sus ventajas competitivas sostenibles fundamentadas en la gastronomía, la cultura y los recursos naturales tan frágiles.
Estas transformaciones deben ir de la mano con la mejora de servicios y tecnología de las ciudades destino, infraestructura, logística y seguridad, y protocolos de operación amigables con los visitantes.