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29 marzo, 2024

Lo que bien se dice... bien se entiende

¿Para qué?

Un discípulo llegó ante el maestro, una tarde en la que se dejaba ver un cielo gris cubierto de espesas nubes que anunciaban una tormenta furiosa de la cual empezaba a caer la llovizna que anticipa lo que vendrá, acompañada de vientos acelerados que, al pasar por los frondosos árboles y sus gruesos tallos, se escuchaba un rechiflido y sonido renegón, que desembocaba en el acantilado cerro del paradisiaco pueblo y teniéndolo de frente con mirada serena, le preguntó:

¿Maestro, por qué existe el ser humano?, mejor pregúntate ¿para qué?, le respondió el sabio, dando unos pasos hacia el exterior y abriendo sus brazos elevados hacia el cielo y dejando caer las gotas de lluvia en su rostro, a la vez que mantenía los ojos cerrados con un balanceo sereno como si danzara al compás del sonido que producía el viento e inhalando profundamente como si quisiera atrapar en su totalidad el intenso olor a tierra mojada…

Existe una gran diferencia entre el ¿por qué? y ¿para qué? Aun cuando solo una a es la pequeña o gran diferencia, sin embargo, en esencia, la primera nos remonta a la causa, al pasado mismo, lleva en si a una justificación o condicionante y la segunda nos proyecta al futuro, despierta la creatividad y significados, ofrece una razón de ser y estar y estimula una parte de la mente que provoca sentido a la vida misma.

¿Por qué existe el ser humano o para qué existe? Son dos enfoques completamente extremos y nos llevan a respuestas muy diferentes y valdría la pena en este orden de ideas aplicar esta reflexión en otro contexto, por ejemplo, si se les preguntara a los aspirantes a ingresar a una universidad.

¿Por qué quieres estudiar? Probablemente algunos responderían: porque sí, porque no hay de otra, porque mis papas me lo piden, porque mi novia o novio también va a estudiar, porque así debe ser, porque ya termine la preparatoria, entre otras respuestas.

¿Para qué quieres estudiar? Las respuestas versarían entre: para conocer las vanguardias en materia social, cultural, económica, tecnológica, educativa, lingüística, laboral y demográfica, para tener una cultura más global y diversificada, para obtener empleos mejor remunerados y con mejores condiciones laborales en la actualidad, entre otras opciones más.

El enfoque podría usarse en todos los aspectos de la vida y nos daría, sin duda alguna, visiones y respuestas completamente opuestas, una de justificación y otra de proyección y aprendizaje. Ojalá y hagamos de esta, una nueva forma de cuestionar o cuestionarnos en los diferentes aspectos de nuestra vida.

La pregunta que queda en el aire seria ¿y para qué?…

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