En el municipio que gobierna van, hasta la mañana del jueves 22 de marzo de 2018, 87 ejecutados. El año pasado, 2017, hubo más asesinatos “dolosos” que en diez años. Son muchos muertos a sus espaldas, sin embargo Remberto Estrada juega a no darse por enterado, y de la manera más torpe culpa a las redes sociales de la corrupción policiaca.
O sea, el problema es de quienes suben hechos corruptos a Internet. Porque lo que sucede con su policía, porque él es legalmente el responsable de ésta, es que “ha solucionado parte del problema” pero la verdadera solución tomará años.
¿Por qué? Aparte de la falta de voluntad política porque el dinero del presupuesto lo utiliza en obras públicas que, todos sabemos, tienen mayor utilidad… para unos cuantos, sus cuates entre estos.
Sin dinero no se puede limpiar la policía. Ninguna policía en el mundo.
Por eso dice, Remberto, que los nuevos policías, que algún día habrá, pueden venir a “reforzar” o en su caso a “sustituir a quienes no han aprobado los exámenes de confianza”.
Dice que ha llevado a cabo varias acciones, algunas “limpias” en la policía de Benito Juárez, que no se han dado a conocer por “secrecía”.
O sea, para que nos entendamos, que no se publicita que policías son dados de baja… o, en su caso que no han sido dados de baja. Como los de la patrulla que fueron fotografiados extorsionando y que, según el joven Remberto, “ahora están en un proceso que requiere pasar a asuntos internos”.
¿Y al director de esta policía corrupta, que no ha pasado los exámenes de confianza, que no hace su trabajo, al señor Darwin Puc Acosta no se le caerá la cara de vergüenza? Siquiera por su origen militar. ¿Qué cuentas puede entregar?
¿Por qué los quintanarroenses de Benito Juárez deben vivir, literalmente, entre cadáveres? ¿Quién los sentenció a esa realidad?
Se ha dicho hasta el cansancio que toda esta violencia, cotidiana, se origina en un enfrentamiento entre bandas rivales por la “plaza”. Es decir, por el derecho a vender droga. Y no nos enteramos de que se haya “avanzado” en, justamente, evitar esta venta de droga que, insisten en esto, sería el origen de todo.
¿Por qué la autoridad municipal, que es la que vigila, permite que se venda droga? Ese es el punto de partida. Eso es lo que hace a la “plaza” de Cancún tan codiciada.
No hemos siquiera, como sociedad y como gobierno, en la conveniencia de una cultura de “Cero Tolerancia” que, definitivo, terminaría con la violencia, la inseguridad, los asesinatos, porque ningún criminal querría una “plaza” donde no se vende droga.
En lugar de esto, estamos sentenciados, por gobernantes como Remberto Estrada, por omisos jefes de policía como Puc Acosta, a vivir entre cadáveres y policías corruptos.
A tomar en cuenta a la hora de votar…
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