Por Edith Encalada
Tatiana Huezo, es la directora mexicana que recibió una ovación de aplausos de diez minutos en la Sala Debussy por su primer largometraje de ficción ‘Noche de fuego’.
Este largometraje además recibió la mención especial del jurado de “Un Certain Regard” (Una Cierta Mirada), la segunda en importancia del Festival de Cannes; esta sección presenta desde 1978 obras internacionales que destacan por ser innovadoras.
Con la película mexicana “Noche de Fuego” la cineasta debuta en el rodaje de ficción.
Tatiana Huezo nació el 9 de enero de 1972 en San Salvador. De nacionalidad salvadoreña y mexicana, Tatiana emigró con su familia a México cuando era una niña. Se graduó en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Es conocida por sus documentales, los más importantes: “El lugar más pequeño” (2011); un documental sobre la guerra civil en El Salvador, por el que ha recibido numerosos galardones; ‘Tempestad’ (2016), narra la historia de dos mujeres que se enfrentan a la impunidad de la justicia y la violencia en México, con este documental representó a México en los premios Óscar y los Premios Goya, ganó el premio Ariel a la mejor dirección en 2016, y recibió el Premio Fénix de cine iberoamericano en documental 2016.
“Noche de Fuego” producida por Nicolás Celis (Roma) y co-producida por Jim Stark, es una adaptación de la novela “Ladydi” (Prayers for the Stolen) de la escritora mexicano-estadounidense Jennifer Clement, luego de que estos compraron los derechos de la obra. Esta película cuenta la historia de una niña llamada Ana, (interpretada por la actriz Marya Membreño), y sus dos mejores amigas Paula y María, ellas crecen juntas en la sierra de Guerrero donde se cultiva flor de amapola, las niñas crecen escondidas de la violencia constante del crimen organizado; habitan las casas de quienes han huido por la violencia, extorsiones, secuestros y desapariciones y que están tratando de convertirse en mujeres en medio de un entorno controlado por el narco. Sus madres les tienen que construir un agujero en el patio para esconderlas y cortarles el pelo para que no parezcan niñas. La película fue filmada en la Sierra Gorda de Querétaro e Hidalgo, en el poblado de Neblinas.