El complejo militar israelí Rafael destruido.
La refinería de petróleo de Haifa en llamas.
La Cúpula de Hierro ha sido violada.
Irán ha disparado misiles de crucero contra Israel.
En el ámbito político, el presidente Donald Trump continúa acosando a Irán, ignorando el arsenal clandestino de armas nucleares de Israel.
Danny Yatom, exjefe del Mossad, declaró: “Los iraníes no se arrodillarán, no izarán la bandera blanca y no cederán”.
Sin embargo, Trump podría haber dado cuenta desde entonces de que los iraníes no olvidarán ni perdonarán los asesinatos de sus comandantes militares ni la destrucción y pérdida de decenas de vidas civiles.
Trump está obligado de una forma u otra, a satisfacer a los tres segmentos del lobby israelí sionistas, cristianos evangélicos y las élites judías adineradas que marcan la paz en la política estadounidense.
Presumiblemente, Trump ordenó a Irán que se arrodillara.
De hecho, el jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas iraníes, general Abdolrahim Mousavi, declaró que las operaciones llevadas a cabo hasta el momento habían servido como advertencia disuasoria y que las verdaderas operaciones punitivas comenzarían pronto.
Pero tal escenario no es sostenible porque Israel sabe que no puede sostener un conflicto prolongado y de alta intensidad.
Porque lo que está surgiendo ahora es un nuevo, fluido y brutal equilibrio de poder.
El Golfo Pérsico, Israel, el Eje de la Resistencia y el mercado energético global ya no son escenarios separados, sino piezas interconectadas en un juego simultáneo de alto riesgo.
Y no hay una solución rápida a la vista.
Sin embargo, la intervención estadounidense podría desencadenar una guerra continental que durará más que la presidencia de Trump y destruirá su presidencia, tal como la invasión de Irak de Bush en 2003 destruyó la suya.
Y Trump bien podría olvidarse de Estados Unidos Primero, Ucrania, Taiwán, las guerras arancelarias, la inmigración, la inflación, China.
Ni siquiera sus aliados europeos apoyarán a Trump.
El mayor error hoy sería intentar cambiar el régimen en Irán por la vía militar, porque eso conduciría al caos.
Es bien probable que después de la tregua surja de nuevo el terrorismo.
