A mediados de junio pasado ingresó a la Oficialía de Partes del Congreso local la iniciativa de decreto con el fin de reformar el artículo 57 de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Quintana Roo, presentada por 19 diputados de diversas comisiones, esto para “reclamar” la posibilidad de que los congresos locales de los estados puedan incluir en su normatividad su permanencia en el puesto hasta por cuatro períodos según el artículo 116 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. El rechazo ciudadano no se hizo esperar.
Son 9 los estados de nuestro país donde hasta este momento los diputados pueden reelegirse por un máximo de 2 períodos consecutivos, 22 estados por 4 períodos consecutivos, a excepción de Baja California Sur en la que se establece que los diputados al congreso del estado no podrán ser reelectos para el período inmediato. Los suplentes podrán ser reelectos para el período inmediato con el carácter de propietarios, siempre que no hubieren estado en ejercicio, pero los diputados propietarios no podrán serlo para el período inmediato con el carácter de suplentes.
Y es que si de sinvergüenzas se trata, ningún personaje de la presente legislatura debería ser siquiera considerado por un período más. ¿Se imaginan tener a un Eduardo Martínez Arcila, a un Hernán Villatoro Barrios, a un ocurrente José Luis Toledo Medina, a un Gustavo Miranda García, a un Pedro Pérez Díaz, a una Uterpe Gutiérrez Valasis, a un Carlos Hernández Blanco o a Reyna Durán Ovando por 12 años? Vaya pesadilla.
La exposición de motivos para tal iniciativa raya en lo burlesco, como si los quintanarroenses no estuviéramos hartos ya de tanto saqueo, ocurrencias. ¿Motivar a la profesionalización y adquisición de experiencia de quienes desempeñan los cargos de diputados, que los votantes tengamos un vínculo más cercano con los representantes, mejorar aspectos como la rendición de cuentas y dar continuidad a las decisiones, y pretender dar mejores resultados a los ciudadanos? Esos fueron los argumentos. Muy cómodos todos ellos. Más bien la motivación que los llevó a presentar tan tremenda iniciativa son los beneficios detrás del poder, sumado a los altísimos salarios que devengan. Seguramente Martínez Arcila ya estaba pensando en cómo hacer uso eficiente de los dineros para apoyo social en beneficio propio y de sus familiares.
Pero bueno, al final de cuentas, ante el rechazo ciudadano, tuvieron que dar marcha atrás. Ahora, la propuesta ciudadana que debería presentarse es eliminar el número de diputados aprovechando el hartazgo.