El grave problema que amenaza al mundo por estos días, el Coronavirus es un tema que no se puede soltar de la mano aunque no queramos hablar de él, es el tema del momento por las graves repercusiones que tiene, sobre todo por su expansión global donde ya esta semana hay 202 países infectados con la pandemia.
Se comenta que de agosto a septiembre es que se normalizará la transmisión del virus en el país y con ello la economía comience a levantarse.
La emergencia sanitaria que recién se decretó en la fase dos, requiere de resguardo domiciliario voluntario para evitar mayor contagio, pero a pesar que esto sirve para meter a muchos en cintura y realmente vean esto como algo serio (#quédateencasa) hay personas que piensan que son vacaciones y empresarios “gandallas” se aprovechan de las necesidades de los obreros.
A pesar del exhorto, algunos de los que levantan sus infraestructuras hoteleras, sobre todo cadenas estadounidenses reconocidas, continúan su programa de construcción en el Caribe mexicano bajo el argumento de estar atrasados con la entrega del centro de hospedaje.
Y es que su ambición, da al traste con sacar ventaja de la gran problemática, es su maquiavélica estrategia porque conocen que los obreros asalariados que trabajan en sus obras viven al día y acatarán sus reglas.
De momento la táctica es tenerlos en cuarentena, pero dentro de sus construcciones, así me lo comentó un trabajador que además añadió “es lo mejor para ellos, porque así no dejan de tener su lanita”. Hay que recordar que muchos no tienen familia en Quintana Roo, vienen a la entidad en busca de trabajo temporal, es una población flotante y la mayoría viene de Tabasco, Chiapas y Yucatán; por lo que le viene como anillo al dedo quedarse dentro de la selva, donde de levantan los impresionantes hoteles, añadió.
Pero la dimensión de la gravedad del asunto va más allá de la continuidad del trabajo, dentro de los sectores imprescindibles para que no se detenga del todo la economía de la nación, no se contempla la construcción de hoteles. Eso no es prioridad en este brote, como sí lo es el transporte, las farmacias, la cadena de productos alimentarios o los distribuidores de agua potable.
Una vez más, la necesidad y la pobreza que afecta a 52 millones de mexicanos, hacen que empresarios se aprovechen y se hagan de oídos sordos. Este virus no es un juego, y el sinnúmero de muertes que cada día se suman lo demuestra. Exponer a los obreros al contagio es un alto riesgo de expansión del virus, mi recomendación es que se quede en casa, pero saque usted sus propias conclusiones, punto y final.