Si el presidente Andrés Manuel López Obrador logra encarcelar al exdirector de Pemex, Emilio Lozoya Austin, sin duda, se apuntará uno de los logros más importantes de su administración, en la que mucha gente aún no está convencida de la forma en que ha determinado acciones para acabar con la corrupción que ha sido su lema de siempre.
De ahí que la promesa del propio Jefe del Ejecutivo federal en su campaña y desde sus conferencias mañaneras, es la de que uno de los principales ejes de su gobierno es el combate a la corrupción y el miércoles último dio una muestra que ese propósito va en serio.Por ello, Lozoya, el hombre que dejó en quiebra técnica a la principal industria del país, tarde o temprano, tendría que ser detenido para comparecer ante la justicia mexicana.Y así fue.
El extitular de la petrolera más importante de México, fue consignado antier, en Málaga España, donde residía en una villa de super lujo, en la que según informaciones de los despachos de las agencias noticiosas internacionales, ahí vive la élite de Europa, es decir, los fifis como les llamaría de manera coloquial el propio López Obrador.
El ahora presidiario, que fue uno de los hombres de más confianza del expresidente Enrique Peña Nieto, deberá ser extraditado a México para que enfrente los tres cargos de los que fue acusado ante la Fiscalía General de la República (FGR)
La detención en España, abre todas las acciones para que la lucha contra la corrupción del gobierno de la 4ª Transformación, si va en serio. Se trata nada más ni nada menos de la aprehensión de uno de los hombres más cercanos del ex mandatario priísta, el que le acercó carretadas de dinero para su campaña presidencial que ganó el mexiquense, gracias a ese divino tesoro que tienen los partidos políticos y que es la compra de votos.
Y así de esa forma, Lozoya Austin podría convertirse en el hilo de la madeja que desentrañaría gran parte de la corrupción que se vivió el sexenio pasado en México, en el que la mayoría de la ciudadanía quedó dolida por la forma tan vil como fue saqueada la nación, por el reducido grupo de “servidores públicos” que en supuesto, estaban al servicio de la administración gubernamental. Esos privilegiados como el referido, protegidos por el manto de la impunidad, fueron parte fundamental del hartazgo que vivimos los mexicanos en el llamado sexenio de la corrupción. De ahí que muchos millones de connacionales buscaron el cambio a través del voto; lo que se logró el 1 de junio del 2018.
A partir de entonces, tras ser reconocido como nuevo mandatario de México, el Jefe del Ejecutivo federal ordenó comenzar las indagatorias a fondo para no errar jurídicamente y dar con los culpables y los corruptos del regimen peñista. Desde su gobierno, el propio Andrés Manuel López Obrador, a través de la Unidad de Inteligencia Financiera que encabeza Santiago Nieto, inició los seguimientos de todos y cada uno de los exfuncionarios que estaban en la mira de ser denunciados, detenidos y procesados por los cuantiosos robos a las arcas de la nación.
Por eso iniciaron desde antes de que tomara posesión, las compulsas e investigaciones de varias operaciones financieras, en dos casos específicos, sobre la ruta del dinero que presuntamente recibió Lozoya Austin.Mención aparte, el caso Lozoya eleva los bonos de López Obrador, con todo y que no haya crecimiento económico, generación de empleos, tendrá su impacto en las elecciones del 2021, más desde luego, si como dice el Fiscal se viene un maxiproceso en el que seguramente serán investigados el propio Peña Nieto, Videgaray y Gerardo Ruíz Esparza, lo que daría el triunfo a Morena, como se dice, en el argot de la burla y el triunfalismo excelso, “sin despeinarse”.