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19 mayo, 2024

Sin Categoría

¡Qué ganas de tomar las armas!

Estoy asqueado. A veces me dan ganas de hacer justicia por mi propia mano. Son tantos los abusos que nos rodean que sobrepasa mi tranquilidad. No deja de sorprenderme la capacidad que tienen algunos de fregar a la gente. Y como si nada salen a la luz pública como buenas personas para hacer donativos con el dinero que la gente aportó.
Juliana, por así llamarla, es una trabajadora de un Oxxo, que recientemente fue asaltado.

Es madre soltera y vive de su trabajo. No tiene más ingresos, porque pese a lo que dicen las autoridades, no hay empleos con salarios dignos.

Trabaja de noche como responsable de la tienda y lo hace sola, ya que no hay muchas personas que quieran aventarse el paquete.

Sin guardia de seguridad ni nadie que la acompañe enfrenta la noche, mientras su tranquilidad desaparece cada que alguien abre la puerta.

Aún recuerda la noche en que dos tipos entraron y la amarraron, para llevarse 5 mil pesos. Mientras lo comenta no puede evitar un nudo en la garganta que le hace recordar los momentos de pánico. Pensó que la matarían o que la violarían.

Pero no fue así. Los tipos se llevaron cinco mil pesos, unas cervezas y unas botanas. Y se fueron “gracias a Dios”, pero le dejaron una cicatriz de por vida en el alma y también una tremenda deuda, porque el monto de lo robado le será descontado de su salario. Leyó usted bien. Los dueños de los Oxxos le cobran a sus empleados si sufren un asalto a mano armada, no les interesa la seguridad de su empleado, sólo les importa no perder un solo centavo. Pero que bien se ven convocando a los medios de comunicación para dar donativos para grupos necesitados, claro está, con dinero ajeno “saludando con sombrero ajeno”.
Este tipo de empresarios son los que tenemos. La sociedad está podrida.

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