Aún conmocionado por el resultado de las elecciones en el vecino país del norte, veo en las redes un sinnúmero de mensajes, casi todos en la misma tesitura: Viene el caos para México.
Y no es para menos, las advertencias del presidente electo ponen a los mercados mundiales a temblar, y peor aún al mexicano.
¿Por qué?
En estos pequeños análisis de la gente en redes, no ha faltado aquel que optimistamente supone que no pasará nada, que esa es otra nación y que nosotros debemos ponernos a trabajar. Ojalá que todo fuera tan sencillo…
Sin embargo, la misma leyenda de la candidatura de Donald Trump es más que elocuente: “Hacer de América Grande Otra Vez”. Con ello sintetiza meses de discursos. El próximo presidente de Estados Unidos cerrará sus fronteras, y no me refiero a ningún muro y ni siquiera a la migración, sino al sistema comercial.
Trump pretende impulsar el consumo interno, consumir lo que produce su país y poner trabas a la importación, valiéndole un bledo los tratados comerciales.
Ahí es donde radica el principal problema en el que hoy se encuentra México, pues de sus cuatro grandes sectores, servicios o productos de donde basa su economía, es decir: remesas, petróleo, turismo y droga (mariguana) el principal cliente es Estados Unidos, muy pero muy por encima de otras naciones.
De cumplir sus promesas el güero neoyorquino, la economía de México sufrirá un viraje total, por más paulatino que esto se dé, con la consecuente salida de capitales de la nación, lo que generará crisis, falta de empleo y una cadena de males que lo mejor será encomendarnos al Jefe.
No sólo es un muro ni los migrantes. Esto va mucho más allá y las consecuencias serán de proporciones inmensas.
