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8 mayo, 2024

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La negligencia de la autoridad

En el recuento de lo ocurrido el pasado viernes en Cancún, en donde se suscitaron una cadena de errores, de atropellamientos, de un inusitado escarnio, habría que analizar exhaustivamente la escena y determinar si el culpable de todo es el ucraniano Aleksei Victorovich Makeev o los más de 200 cancunenses que arremetieron en su contra o la Policía en su conjunto y hasta la autoridad municipal.
Son muchas las preguntas que surgen luego de ocurridos estos hechos, en lo que la autoridad simplemente se negó a actuar, dejando al abandono a decenas de personas enardecidas contra un solo hombre.
¿Dónde demonios está el sentido común? ¿Quiénes son los que dieron la orden de retiro a los agentes? ¿Dónde están los asesores del jefe de la policía (uno de ellos, por cierto, apodado El Superpolicía)? ¿Dónde los asesores del alcalde Remberto Estrada, cuando la convocatoria fue hecha en redes sociales?
El hecho no es menor. Y no lo es porque ahí murió otra persona, porque una turba dejó moribundo a un individuo, porque éste es extranjero y el caso pasó también al orden diplomático, pero aún más: porque se pudo prevenir.
Remberto Estrada tiene que dar un informe de lo ocurrido, no puede dar la espalda, y menos cuando él es el jefe de la Policía, el encargado de velar por la seguridad de la gente y tiene la obligación de actuar en consecuencia por este acto que pone en tela de juicio su operatividad y la gobernabilidad en el principal destino turístico de México. No hay otra.
La noticia del linchamiento a Aleksei Makeev se mantuvo horas e incluso días en las portadas web de los principales periódicos nacionales y ésta dio la vuelta al mundo, con espeluznantes fotografías de un hombre bañado en sangre.
En Cancún están con el radar encendido las 24 horas los agentes municipales, los estatales, los federales, las policías investigadoras, cientos de militares y marinos…y nadie hizo nada, nada para calmar los ánimos de la gente enfurecida que arrojó un saldo de un muerto, un herido grave y…ningún detenido.
Negligencia y opacidad pululan en la Tulum 5.

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