En redes sociales me encontré con un escrito de Ramiro de la Rosa en el que defiende a una lideresa acusada de traición y explica porqué perdió el PRI la gubernatura de Quintana Roo.
En éste texto aclara que él es testigo del trabajo de esta lideresa para sacar adelante a su familia, y que por lo tanto no es una traidora, como tampoco lo es el gobernador electo, Carlos Joaquín, por haber renunciado al PRI.
Dice que el PRI debe cambiar seriamente, que “perdimos porque no respetamos a nuestra militancia y la seguimos sacrificando con la imposición de candidatos y dirigentes. Eso sí es traición, porque en el PRI, no hubo respeto a la carrera de partido, ni a las personas que representan liderazgos naturales, y sólo se nos usa para ganar campañas y nunca para gobernar. Y eso, sí es traición”, sentencia.
Señala que no perdió Mauricio Góngora, perdieron los que nunca entendieron el enfado de nuestra sociedad con los negocios de muchos priistas que han ostentado el poder. “Esos sí son traidores”, remarca.
La sociedad que votó por Carlos Joaquín, agrega, votó por hartazgo a la corrupción y despotismo de una bola de jovencitos sin preparación intelectual ni ideológica, cuyo único mérito era la amistad y seguramente en los próximos días sabremos más de los negocios con el jefe. “Eso es traición para el PRI y para la sociedad estatal”, reprueba.
Asegura que muchos priistas votaron por Carlos Joaquín porque se cansaron del maltrato y decidieron castigar al PRI y al hombre que manda en él, por esa cultura de ‘la línea’. “Eso es traición”.
Y convoca a un debate serio sin persecuciones para saber con nombres y apellidos de los que traicionaron por al PRI y a la sociedad de nuestro Estado.
