Dicen en radio pasillo que mientas un millón y medio de quintanarroenses soplaron para ahuyentar al huracán Earl del territorio estatal, el gobernador Roberto Borge aspiró aire, sopló hacia adentro para que entrara el ciclón.
Y es que si algo le caería de perlas al gobernador saliente es que la entidad se declara en desastre natural, para solicitar recursos al gobierno federal y así hacerse de más dinero.
Pero no sólo eso. Lo más importante sería que con ello el gobierno borgista lograría justificar millones de pesos, sí, miles de millones de pesos de los Carlos Joaquín pedirá cuentas a partir del 25 de septiembre.
Un huracán como Earl le podría dar la oportunidad a Borge de cuadrar cifras y entregar números parchados, movidos y como sea, a un gobernador entrante que lo tiene en la mira, que le realizará una auditoría para contar cada peso .
La fórmula es muy sencilla. Si entra un huracán, éste causará daños que tendrán que ser reparados. De ahí, el gobierno federal entregaría dinero al gobierno de Borge para subsanar afectaciones.
Y a la hora de gastar ese dinero, la actual administración podría sacar la bomba de aire para inflar los gastos. Por citar un ejemplo: El paso del huracán rompió 15 coladeras. Cada una de ellas costó en realidad mil 200 pesos, y el gobierno borgista podría facturarla cada una en 250 mil, y si se rompieron 15, va a reportar 300 mil.
De ahí que el gobernador y el secretario de Fianzas estuvieron desesperados, atrayendo el huracán, el cual seguramente causará daños al estado, daños que a todos afectan, menos a dos, a dos que con ello ven el barco de su salvación.
Juan Pablo Guillermo necesita parches para cubrir los tremendos hoyos, y esos serían de gran ayuda.
