PALOMA WONG
GRUPO CANTÓN
CHETUMAL.- Los escurrimientos pluviales que llegaron a Bacalar pusieron en riesgo al caracol chivita, la cual podría haber entrado en escenario de extinción, al registrarse una mortandad masiva de este molusco a lo largo de 40 kilómetros de este cuerpo de agua.
Marco Nava, coordinador del Colectivo Consejo Bioregional de Bacalar, detalló que este fin de semana se comenzó a registrar una mortandad masiva de caracol chivita, pues varios de ellos fueron encontrados en la orilla de los predios de la Laguna de los Siete Colores.
Dentro de una revisión previa realizada, consideraron que el 90% de estos moluscos fueron catalogados en edad joven, sin embargo, se tendrá que hacer un estudio a profundidad para conocer el motivo de la muerte.
De acuerdo a las primeras teorías de algunos especialistas, las grandes cantidades de esta especie podrían derivarse de agentes químicos y contaminantes que fueron arrastrados a la laguna con los escurrimientos pluviales, ya que la presencia de la especie fue documentada desde Bacalar hasta la comunidad de Pedro A Santos.
“No contamos con los estudios de la calidad del agua, a los escurrimientos superficiales y subterráneos por las fuertes lluvias, pero podemos considera que estos modificaron la concentración de oxígeno disuelto, el aumento de turbidez y la resuspensión de sedimentos, con presencia de contaminantes que causaron un efecto negativo directo en los caracoles”, comentó.
Nava precisó que esta especie endémica es de vital importancia para la Laguna, porque coadyuva en la limpieza natural de este lugar.
“No puedo asegurarlo porque faltan estudios, pero podría haber entrado en escenario de extinción ya que venía sufriendo una gran afectación por que la extracción y venta no regulada reflejaba una disminución drástica de su población lo que lo coloca en este escenario de posible extinción”, afirmó el ambientalista.
Indicó que es urgente que la Laguna cuente con un instrumento de protección como el Programa de gestión común para el uso turístico en la Laguna de Bacalar, dado que ni el PDU y el Programa de Ordenamiento Territorial, contemplan su protección.