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29 marzo, 2024

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Bolas en el engrudo

Lejos de mejorar, la situación del partido Revolucionario Institucional (PRI), al elegir nuevo dirigente nacional, parece empeorar. Y es que de acuerdo con documentos que se manejan vía redes sociales, el actual dirigente nacional, Enrique Ochoa Razo, no tendría la militancia necesaria para dirigir al partido.

Sandra Romero

Lejos de mejorar, la situación del partido Revolucionario Institucional (PRI), al elegir nuevo dirigente nacional, parece empeorar. Y es que de acuerdo con documentos que se manejan vía redes sociales, el actual dirigente nacional, Enrique Ochoa Razo, no tendría la militancia necesaria para dirigir al partido.

Si bien se ha mostrado una credencial con fecha de julio de 1991, el registro de militantes arroja que su afiliación corresponde a julio del 2014.

Por si fuera poco, el periódico Reforma ha rescatado una declaración donde Ochoa Reza habría buscado formar parte del Consejo Electoral, esto en el 2010, y haber jurado no pertenecer a un partido político.

Los estatutos de ese organismo político indican que, para ser dirigente nacional debe contarse con una militancia de por lo menos 10 años, lo cual no cumpliría el recién electo dirigente nacional del tricolor.

Todo ello pone al tricolor en una situación poco favorable para las elecciones presidenciales del 2018,  y con un panorama adverso para el resto de los estados donde se renovarán gubernaturas, tal como ocurrió en las elecciones del 5 de junio donde perdió la mayoría, incluido el principal motor turístico del país, Quintana Roo.

Tenemos también que Ochoa  Reza es todo menos político, de lo cual parece olvidarse el tricolor que logró precisamente los resultados del 5 de julio por las decisiones tomadas respecto a los candidatos a gobernadores.

En el caso de Quintana  Roo, los priístas ya se mueven para elegir nuevo dirigente estatal, para lo cual mencionan varios nombres. Uno de los fuertes aspirantes, Mario Machuca Sánchez, actual diputado federal por el Partido Verde, ha dicho que el nuevo líder tiene que ser electo por medio de una consulta a las bases.

El priístas ha señalado que sus compañeros, luego de la derrota sufrida el pasado 5 de junio, ya no están para “bendecidos” o entiéndase “dedazo”, y que requieren llegar fortalecidos al próximo proceso electoral, el cual comenzará el próximo año, es decir, ya.

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Para elegir al nuevo dirigente, es necesario que ese partido tome en cuenta a los sectores, organizaciones y toda la estructura, dado que son quienes hacen el trabajo de calle en las campañas electorales y motivan al llamado voto duro a salir a votar.

Una cosa ha quedado clara para el PRI; cuando los ciudadanos salen a sufragar libremente, los resultados les son totalmente adversos, lo cual debería preocuparles a la hora de elegir nuevo dirigente en la entidad. 

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