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1 mayo, 2024

Lázaro Cárdenas

Turistas viven momentos de angustia al ser confundidos con UBER por taxistas

Momentos de tensión y angustia de un joven con sus amigos turistas al ser confundidos con Uber por taxistas

PUERTO MORELOS, Q, ROO.- El día que José Hernández Chávez, de 22 años, residente de Puerto Morelos, empleado del sector gastronómico aprovecharía para el convivio con amistades que venían a visitarle, se convirtió en pesadilla luego de ser atacado (junto con la pareja de turistas de la tercera edad), por taxistas del Sindicato “Lázaro Cárdenas del Río” con sede en Playa del Carmen, que lo acorralaron e intimidaron en dos ocasiones al confundirlo con un operador de UBER.

Los hechos quedaron asentados en el Acta de Lectura de Derechos de la Víctima número de caso: FGEJQR/SOL/09/3741/2016 interpuesta en la Unidad de Atención Temprana con sede en Playa del Carmen. Asimismo, esta lamentable experiencia que vivió con sus amistades son hechos señalados en el Acta de Inspección 4151 levantada por la Dirección de Comunicaciones y Transportes de la Secretaría de Infraestructura y Transporte (SINTRA).

José accede a una entrevista con JC Comunicación al acompañar a sus amistades hospedándolos en el hotel Mayan Palace, poco después de las 21 horas, cuando la “pesadilla” terminó. En la interlocución interviene su novia, Carla González, residente en Puerto Morelos quien accede a traducir las declaraciones de su pareja al reportero.

José dijo que ha sido muy largo: “todo comenzó a las 9 de la mañana, cuando había acordado a recoger a unos amigos que vienen de visita a la Riviera Maya en su hotel, que es el Mayan Palace; estos amigos es una pareja de la tercera edad que son de China pero radican en Canadá; acordaron que José los recogiera, pero al subir la pareja entran rápidamente al auto, agitados y le dicen enseguida que arranque. José pensó que quizá traían prisa pero no había avanzado más de 100 metros cuando un taxista se le cierra ahí adelante del Mayan Palace y le dice que no se podían ir de ahí”.

Explica que la desesperación se apodera de José y sus acompañantes: “Le dicen al taxista que para ese momento ya estaban llegando otros tres vehículos, les dicen que son amigos, pero comienzan a presionar a José y ya son más taxistas diciéndoles que no se pueden ir, que si quiere recoger turistas tiene que pagar una cuota. Son 12 taxistas y cuatro taxis de Playa del Carmen los que le cierran el paso, le siguen diciendo que es de UBE y Joe les dice que no, que no sabe si UBER está en Cancún. José tiene dos años viviendo en Puerto Morelos”.

Carla González continúa la traducción en tono que exhiben la contracción que provoca estar ante un hecho impune: “un taxista le dice que le van a ponchar las llantas y en eso escucha el ruido de aire saliendo de un neumático. Es un taxista que con una navaja le pinchó una llanta. Adentro del vehículo, un sedán Toyota Yaris, propiedad de José, sus amigos Winnie y Danny le toman una foto al taxista ponchando la llanta. Hay muchas fotos comprobando esta agresión y las siguientes. José se baja para reclamar al taxista, le pide su identificación, la cual obviamente se la niega. Cuando regresa a su carro se percata de que no está su celular en el asiento del piloto donde la dejó. Cuando sube un sujeto le avienta el celular. Finalmente consiguen irse, el plan era ir a comer a Playa del Carmen, pero José regresa con los turistas a Puerto Morelos para cambiar su llanta y en Puerto se da cuenta que no tiene su cartera, dándose cuenta que se la quitaron los taxistas, dentro de la cartera tiene su licencia de conducir, por lo que deciden que sea Danny, uno de los turistas residentes de Canadá el que maneje, porque sí trae licencia de conducir y es cuando regresan a Playa del Carmen. Danny viene conduciendo pero se sienten molestos por el acoso de los taxistas, que ya los vieron entrar a la ciudad y empiezan de nuevo a perseguirlos”.

Al llegar a la calle 12 con la 20 hacen una parada para ir a una oficina donde alquilaron el tiempo compartido. Al regresar al auto ya tienen cuatro taxis atrás intentando bloquearles el paso. José consigue esquivarlos dando vuelta a la avenida Constituyentes, ahí los vuelven a bloquear y ya no los dejan ir. Los taxistas se bajan de los autos  comienzan a gritar y a violentar a los turistas y a José, gritando fuera Uber. En corto tiempo se juntan como 100 taxistas, bloquean el tráfico, golpean el carro y los agreden verbalmente a José y sus amigos, que ya no sólo están molestos sino asustados por esta situación, por lo que deciden no bajar del auto por temor a que les hicieran algo o los golpearan. José señala a un taxista que con un anillo grande golpea las ventanas; el auto tiene una abolladura en el costado, el lado del copiloto”.

José Hernández asegura que en este remolino humano hay líderes del sindicato de taxistas, a quienes identifican los mismos choferes: “No hicieron nada, estaban conscientes de lo que sucedía y los choferes los identificaban. Llegó la policía y les pidieron ayuda, ni los detuvieron, hay miedo porque José sabe de casos donde los taxistas se ponen violentos y José le pidió a los policías que arrestaran a algún taxista por los daños a su coche, ¡pero la policía no hizo nada!, sólo dijeron que estaban ahí para controlar la situación. Le preguntaron quién era dueño del carro a lo que respondió que él mismo. Les explicó que Danny manejaba porque a él le robaron la cartera con su licencia en el altercado de la mañana. Y de ahí, llega la grúa y sin consentimiento de José se llevan el auto ¡con los pasajeros arriba! Nadie ayudó”.

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Poco después de las 18 horas, Carla González acude a la Fiscalía acompañada por sus padres, para ayudar a su novio y sus amigos. “Nos dicen que el sindicato de taxistas es la autoridad en el caos y fue el sindicato el que levantó la queja contra José, por lo que la policía dice estar cumpliendo órdenes sin cerciorarse que la víctima es José, con su auto detenido y acompañado por sus amigos extranjeros quienes vinieron a vacacionar pero son ahora protagonistas de un escándalo que será mundialmente conocido, pues lo que vivieron no se lo desean a nadie. Les tocó estar detenidos esperando el carro, se les grabó a los trabajadores de las grúas para tomar evidencias de la situación y ellos no se quieren dirigir a nosotros ni una palabra y dicen que vayamos a la autoridad a pagar una multa para que nos entreguen el carro”.

Recuerda que antes, poco después de las 15 horas, acudieron a la oficina local de SINTRA en Playa del Carmen, pero las oficinas están cerradas, todo apagado, ni siquiera tiene horario de atenció colocado en la puerta. “Por eso fuimos al Ministerio Público en la Fiscalía General a levantar una queja, estuvimos ahí horas por el procedimiento hasta que le toman la declaración y se elabora el acta. José es dueño del auto, Danny y Winny son personas de las tercera edad, entre 66 y 67 años, Joe es mexicano que ha radicado en el extranjero, trabaja en el sector gastronómico, No hubo daños físicos, los turistas se encuentran afectados por la situación, les enoja haber vivido lo que se dice en el extranjero de México sobre la corrupción y la violencia porque a pesar de las grandes campañas turísticas que hacen de este destino les tocó vivir que todo lo que se platica en el tema de la violencia e inseguridad es cierto y les frustró haber vivido esta situación en sus vacaciones”.

Ahora, Joe está preocupado porque los taxistas ya tienen ubicado su domicilio y tiene temor de que haya represalias. “Ninguna autoridad se hizo responsable y no le entregarán su auto hasta el lunes, porque hay puente. Gracias a Dios no hubo daños físicos porque no salieron del carro, pero los taxistas estaban listos para linchar a Joe”.

Los turistas dijeron que tienen amigos periodistas en Canadá y piensan llevar esto a la prensa extranjera, pues no pueden creer que tenga el turista que ser tan acosado en México por los taxistas. Los extranjeros tienen todo documentado y publicarán lo sucedido en el extranjero.  (Fuente: Jorge Castro Noriega)

 

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