Jazmín Ramos / Grupo Cantón
Romana Rivera, madre buscadora, vive un Día de las Madres marcado por la ausencia de su hija desaparecida y el duelo por la muerte de su hijo.
Cancún.- El 10 de mayo para Romana Rivera Ramírez, madre buscadora, es una fecha desgarradora; no hay flores ni regalos, solo la tristeza de la ausencia de su hija que tiene cinco años desaparecida.
“Cómo me la paso el Día de las Madres es una pregunta muy fuerte, porque llevo doble duelo; no solo está la ausencia de mi hija, sino que mi hijo murió de un infarto con tan solo 22 años, así que ese día voy al panteón a visitar su tumba; después regreso a casa a escuchar música cristiana”.
Con la voz entrecortada, recuerda que cuando sus hijos estaban presentes, le llevaban flores, salían a comer y ese día todo era alegría; ahora hay tristeza y desolación, al grado que prefiere aislarse para que los vecinos o familiares no la feliciten.
“Me aíslo cuando regreso del panteón y trato de estar en paz conmigo misma, pero es difícil, pues el recuerdo de mis hijos ausentes permanece conmigo. El diez de mayo para mí es desgarrador; evito tener contacto con la gente para no recibir el clásico: “Feliz Día de las Madres”.
Relató que desde la desaparición de su hija Diana García Rivera el 20 de febrero de 2020, ya hace cinco años, no ha tenido paz, pues ya había perdido a su hijo, por lo que vive un doble duelo.
“Así, aun con la tristeza y el dolor, todos los días sigo luchando para dar con el paradero de mi hija, pues mientras no encuentre su cuerpo, siempre la pensaré viva y la buscaré viva”.
Rivera Ramírez dijo que, a través de su lucha, fundó el colectivo “Verdad, Memoria y Justicia” y, junto con otras mujeres que enfrentan el dolor de la desaparición de sus hijos, siguen en la búsqueda de sus seres queridos.
“Las madres buscadoras no solo enfrentamos la ausencia de nuestros hijos, sino que también tenemos que lidiar con la impunidad y con un sistema de procuración de justicia que nos revictimiza, pero seguimos en pie de lucha y con la esperanza de que los encontraremos vivos”.
Consideró que el panorama para las madres buscadoras es sombrío y se agudiza cada 10 de mayo, pues ese día se vuelve una pesadilla al recordar a sus hijos ausentes.
