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25 abril, 2024

Cancún

“Nos prometen y nunca cumplen”

Asentamientos irregulares son el blanco perfecto de los candidatos para captar votos.

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Jazmín Ramos
CANCÚN, Q. Roo

Suelen ser los olvidados de Cancún, viven en casas improvisadas, carecen de servicios públicos, el transporte cubre solo algunas rutas y la delincuencia no da tregua… Son los asentamientos irregulares que en tiempos electorales se convierten en el blanco perfecto para los candidatos que buscan darse baños de pueblo y se atreven a caminar por las calles polvorientas cargados de promesas que jamás llegan.

Datos de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en los asentamientos no municipalizados del municipio de Benito Juárez (Cancún), se tiene el registro de 180 mil habitantes, mientras que en las colonias dentro de la zona urbana con mayor rezago social, se han contabilizado 90 mil, cuyo segmento sufre algún tipo de pobreza (económica, patrimonial, educativa y laboral).

Estos asentamiento, según el sociólogo Martín Navarrete Gómez, forma parte esencial en las agendas de campaña de los candidatos, ya que es el escenario perfecto para proyectar a un candidato sensibilizado con los más vulnerables, por lo tanto utilizan el sentimentalismo para captar votos, por ello suelen verse en fotos recorriendo colonias rezagadas, jugando cascarita en una cancha de tierra, abrazando a un niño o platicando con personas de la tercera edad.

“Es parte del marketing político, usar el sentimentalismo a fin de que el electorado vea un candidato humano, no es nada nuevo, es parte de las estrategias de campaña, ahora se potencializan con el uso de las nuevas tecnologías creando contenidos donde se juega con las emociones”.

Mencionó que, lamentablemente una vez que cumplen su cometido los candidatos no vuelven y únicamente el 2% de ellos cumplen alguna promesa específica a pesar de que en los equipos de campaña tienen un gestor, quien se encargará de recepcionar las solicitudes de apoyo.

En Benito Juárez existen 80 asentamientos irregulares, tal es el caso del Pedregal, donde se carece de servicios públicos, la delincuencia está a la orden del día y han encontrado cadáveres de personas ejecutadas por el crimen organizado en las áreas verdes.

Ahí, vive Rosa Tornés López, originaria de Chiapas, no trabaja, solo se dedica al hogar, su esposo es mesero en la Zona Hotelera, viven en una casa de láminas de cartón en un terreno en “breña”, se roba la luz eléctrica y compra agua por pipa.

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La familia de Tornés López, es una de las más de 150 residentes que habitan en ese asentamiento irregular y relató que hace tres años llegaron los brigadistas de Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a promover el voto, “los dos nos prometieron que nos ayudaría a regularizarnos y hasta la fecha no se han vuelto a parar, vinieron nos tomaron datos y como siempre no pasó nada”.

Asimismo, Pedro Cisneros Martínez, habitante de la colonia irregular el Fortín, mencionó que los partidos políticos solo los visitan en tiempos electorales, “ya no las sabemos, nos prometen cosas y bueno, después no se les ve ni el polvo, la última fue la del actual presidente Paul Carrillo de Cáceres, no prometieron el alumbrado y nada, seguimos en penumbras”.

En ese sentido el representante en México del Centro Latinoamericano de Estudios de Opinión (CLEO), Carlos Gordoa Palma, indicó que en las zonas con rezago se tienen un mayor potencial de votos, pues este segmento sufraga basado en promesas.

“De acuerdo a las estadísticas la gente que más sale a votar son aquellos que viven en rezago social, el abstencionismo es menor que en la clase media o alta, ya que los convencieron a salir a las urnas mediante la entrega de dádivas”.

Mencionó que, esto no sucede en la clase media, porque es un sector que ha sido muy golpeado, que muestra hartazgo por los excesos de los partidos y las políticas públicas que han mermado su calidad de vida, entonces su defensa es la apatía y si sale a votar, lo hace buscando culpables, es un sufragio de castigo y en cambio la clase alta lo hacer buscando sus intereses”.

Añadió que, desafortunadamente el voto de quienes son menos desfavorecidos, es fácil de manipular, pero son quienes más participan el día de la jornada electoral.

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