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noviembre 25, 2024

Cancún

Niña de un año bebe cloro y por poco no lo cuenta

FÉLIX NOLASCO
GRUPO CANTÓN

BENITO JUÁREZ, Quintana Roo.— Es día festivo, y los trabajadores se relajan porque se celebra el 5 de mayo. Algunos se levantan tarde, otros van con sus familias a desayunar al mercado. En una casa ubicada en el fraccionamiento Nikté, una zona urbana de la ciudad, una familia también disfruta del día feriado.

La pareja se ha levantado tarde y ha comido también tarde. La única que se ha despertado temprano llorando es una bebita de un año de nacida, hija de la joven pareja.

Su madre ha tenido que dejar las sábanas para prepararle una papilla de desayuno, que luego se la da a cucharaditas en una astillada periquera.

La niña ya camina, pero la madre le ha puesto una especie de arnés de tela, que ella misma costuró en su máquina Singer. De lejos parece un chalequito, pero en realidad sirve para que la niña no se caiga al piso. La madre sujeta ese traje infantil de dos correas cuando da breves paseos con su hija.

Luego de que le ha dado de comer, la pone en el piso de la sala de la casa, y ella decide sentarse en el sofá, a cabecear un poco y echarle un ojo a la niña.

De pronto un cabeceo la despierta y ve la sala vacía. El corazón le salta del susto, se pone de pie y comienza a llamar a su pequeña con el nombre que le pusieron.

Cuando revisa en la cocina, ve a la niña con el arnés en el suelo, sentada juntos a unos frascos abiertos. Ella carga a la bebita y la mete a una andadera en la sala.

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Regresa a la cocina y se agacha a meter los frascos abiertos —que su hija hace un momento jugaba— en un cajón de la alacena.

Ni por la cabeza se le ocurre pensar que la niña haya bebido alguno de ellos.

COMIENZA NIÑA A VOMITAR

A eso de las tres de la tarde, la madre empieza a notar que la niña ha vomitado dos veces. Al principio cree que se empachó o que se trata del reflujo de la leche.

Pero el vómito continúa una hora más tarde. Su hija ahora duerme porque haber vomitado la ha dejado débil. Ella aprovecha para volver a la cocina y abrir el cajón inferior.

De nuevo revisa los frascos. Hay líquidos para asear el baño, los pisos y la ropa. Los tres están abiertos, pero uno parece tener menos cantidad de la que contenía. Era el de la botella verde de cloro. Lo había comprado hacía unos días, pero que ella recuerde no lo había usado.

No comprendía cómo estaba sin tapa y por qué tenía menos el recipiente. Se puso a revisar el suelo para hallar rastros de cloro, pero halló nada.

Una corazonada de madre le punzó el corazón. De pronto supo que su bebita había bebido sin querer el contenido del cloro.

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MADRE DESCUBRE QUE HIJA PUDO BEBER CLORO

Fue a ver a su esposo, que estaba descansando en la hamaca, y éste al oír lo que su compañera sostenía, la regañó. ¿Cómo era posible que la niña hubiera bebido cloro? ¿Y dónde estaba ella?

La madre quiso responder a su esposo con la misma pregunta: ¿Y dónde estaba él? Pero no quiso perder más el tiempo. Sacó su celular y llamaron al 911, para pedir una ambulancia porque su hija había bebido por equivocación cloro.

Los paramédicos llegaron a la media hora al domicilio de la pareja en el fraccionamiento Nicté. Revisaron a la bebita que había vuelto a vomitar y decidieron llevarla al Hospital General de Cancún «Dr. Jesús Kumate Rodríguez».

CONSUMIÓ POCO POR ESO LA LIBRÓ

Los médicos que la recibieron de inmediato la valoraron, ya que hacía apenas unas semanas un pequeño de dos meses de nacido había ingresado al nosocomio por haber bebido la misma sustancia. El menor murió horas más tarde.

La niña de la pareja afortunadamente recibió atención oportuna y fue salvada de la muerte. Como tenía sus deditos un poco morados, los médicos decidieron mantenerla en observación un par de horas, cuidando su temperatura, presión arterial y frecuencia respiratoria. Le suministraron oxígeno para eliminar el cloro, y medicamentos.

De acuerdo a la versión extraoficial de uno de los médicos, la bebita afortunadamente debió beber poco cloro pues no se agravó su salud. Los padres volvieron a casa contentos, prometiéndose uno a otra que los dos cuidarían mejor a la niña.

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