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20 mayo, 2024

Cancún

Doña Silvia, vence a la muerte

El fallecimiento de su esposo no fue obstáculo para ganar la batalla más importante de
su vida.

CANCÚN, Quintana Roo.- A sus 58 años, Silvia Patricia Carrillo Canul, es una mujer que desborda vida por sus poros, desde hace un año y medio es sobreviviente de cáncer de mama, viuda desde hace dos años y con tres hijos que han sido el principal motor para superar el cáncer, la necesidad por la falta de productos especializados para mujeres oncológicas en Cancún le ha permitido incursionar en este negocio, para poder brindar esperanza de vida a quienes se enfrentan a esta difícil enfermedad.

Su historia comienza el 25 de diciembre del 2015, cuando murió su esposo, víctima de una derrame cerebral; a los cinco meses de tan grande perdida le detectaron el cáncer de mama, en los primeros estudios de mastografía no salieron los resultados al cien por ciento asertivos, decide hacerse una biopsia que lamentablemente en mayo del 2016 le confirma sus sospechas, se trataba de un cáncer de mama y que tenía que recibir atención inmediata, el Seguro Social le programó su cita para noviembre de ese mismo año, no así, sin perder el tiempo, el apoyo de su familia fue indispensable, porque su yerno decidió pagarle la cirugía y los estudios previos a partir de julio.

Al principio los médicos le dijeron que no iba a necesitar quimioterapia, porque sólo habían detectado un quiste encapsulado, “En ese día yo me emocioné porque no era tan difícil mi caso y sabía que lo podía superar con sólo una operación, pero cuál va siendo mi sorpresa, que al llegar con la oncóloga me dice que de manera preventiva tenía que tomar las quimioterapia, me sentí morir yo me negué”, señaló.

Se trataba de seis quimioterapias que se negaba a aceptar por las consecuencias  que estas generan en el cuerpo de los pacientes, situación que nuevamente la hundió en estado de depresión, aun con el apoyo familiar se negaba a recibir el tratamiento.

Semanas después fue contactada por el grupo Desafío, donde comenzó no sólo a recibir atención, sino comprensión por la situación que atravesaba en el momento, las experiencias de sus compañeras la motivaron para convencerse de tomar las quimioterapias, porque además no tenía otras opciones para superar el cáncer de mama que avanzaba con rapidez.
El 25 de agosto un día después de su cumpleaños inició la primera quimioterapia.

“Sentada en el sillón del seguro social yo lloraba y lloraba, le pedía a Dios con el corazón que me ayudara a superar este trago amargo, pedí que se hiciera su voluntad y no la mía, saque fuerzas de donde pude y me sometí a la primera quimioterapia”, refirió con lágrimas en los ojos y recuerdo que las dos primeras sesiones de quimioterapias no tuvieron consecuencias mayores.

Surge la esperanza

El 16 de septiembre decidió raparse porque la pérdida de cabello era excesivo a partir de la tercera quimioterapia, acompañado de vómitos, mareos, náuseas y demás padecimientos, y cuando comenzaba a perder las esperanzas una de sus hijas le dio la noticia de que había sido candidata en el Centro de Rehabilitación Integral Teletón (CRIT) para ser beneficiada con una peluca, para animarse decidió ir y darle gusto a su hija y para su sorpresa, fue la primer mujer oncológica en Quintana Roo en recibir una peluca, situación que la animó y le dio fuerzas para seguir luchando porque al verse al espejo podía notar que no todo estaba perdido.

El 11 de enero del presente año concluyó sus quimioterapias, afortunadamente pudo superar el cáncer, pero la situación era enfrentarse a la vida normal ya sin un seno, “Un día yo quiero ir a la playa y decido comprar un traje de baño pero desgraciadamente no encontré uno especial para mujeres oncológicas, decido comprarme uno normal y corte un pedazo de tela de algodón y lo puse donde no está mi seno y ahí pude acomodar mi prótesis para que yo pudiera sentirme la mujer más plena y feliz del mundo y con eso irme a la playa”, narró con nostalgia.

Silvia Patricia decidió dedicarse a la venta de productos especiales para mujeres oncológicas, después de su experiencia, y no como una necesidad económica sino para poder ayudar a otras mujeres a superar esta etapa, para que puedan sentirse plenas, con seguridad y realizadas como mujer.
Se abocó a contactar a proveedores extranjeros de productos oncológicos, actualmente tiene un negocio que lleva por nombre “Renacer Boutique” en plaza Bonita.

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