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20 mayo, 2024

Cancún

Delincuencia cobija a los adolescentes

La marcada desigualdad social que se vive en Quintana Roo y la desintegración familiar, provocan que éstos caigan en malos pasos.

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Jazmín Ramos
CANCÚN, Q. Roo

Primera de dos partes

Hasta qué grado ha llegado la descomposición social en Quintana Roo, con adolescentes que se prostituyen, tiradores de drogas, asaltantes y abusadores sexuales.

Todos ellos tienen un común denominador: son menores que oscilan entre los 12 a 17 años de edad, cuyos padres en la mayoría de los casos ignoran que ya recorren los caminos de la delincuencia.

Las estadísticas del Instituto Mexicano de las Juventud y del Módulo de Condiciones Socioeconómicas de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gastos de los Hogares (MCS-ENIGH), revelan que los jóvenes a nivel nacional enfrentan condiciones de desventaja ante un entorno, en donde permea la inseguridad, la violencia intrafamiliar, los problemas sociales y la pobreza, panorama que se recrudece en entidades con vocación turística.

En el caso de Quintana Roo, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y del Consejo Nacional de la Población (Conapo), 65% de los adolescentes sufre algún tipo de escasez, derivado de los rezagos de infraestructura urbana y social que afecta al grueso de la población, es decir, no se tiene un desarrollo armónico entre la zona urbana y el área turística, lo que genera problemas de índole social.

El sociólogo Alejandro Cruz Pastrana explicó que derivado de la marcada desigualdad social que se vive en Quintana Roo, sobre todo en Cancún y Solidaridad, los municipios con mayor población y carga migratoria, el tejido social se encuentra en franco deterioro y son los adolescentes quienes están más expuestos a este fenómeno, pues al estar en proceso de desarrollo, no tienen la capacidad para lidiar con la presión que implica vivir en un entorno hostil y fácilmente caen en problemas de adicciones o son presa del crimen organizado.

Por ello, añadió, no es gratuito que vaya en descenso la edad de quienes incursionan en el crimen organizado, pues ahora hay menores de tan sólo 12 años delinquiendo, tan es así que en 2013 fueron procesados unos cinco mil vendedores de drogas en Quintana Roo, de los cuales, 35% era joven, pero lo más grave, es que algunos ni si quiera habían cumplido la mayoría de edad.

Otro problema que permea en los adolescentes es la prostitución, y no se trata de jóvenes que son obligados a vender sus cuerpos, sino que por iniciativa propia lo hacen, hay quienes incluso promueven los servicios sexuales en las escuelas donde asisten; además, se han dado caso de menores que violaron a compañeros de clase.

De igual forma, existen jóvenes que conforman sus propias redes para el atraco. Entre 2013 y 2014 proliferaron los “asalta-motos”, menores de 14 y 16 años que a bordo de motocicletas asaltaban; esta forma de operar decayó cuando un adolescente se vio perseguido por vecinos que habían atestiguado el robo, y al huir sufrió un accidente automovilístico y murió.

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“Historias sobre adolescentes delincuentes en Quintana Roo abundan, unas más crueles que otras, pero en donde los últimos en enterarse de los pasos en los que andan los menores son sus propios padres. Estos jóvenes vienen de hogares desintegrados, puede ser que la madre sea la cabeza del hogar o tenga una nueva pareja, entonces la relación familiar se rompe”, dijo el sociólogo Alejandro Cruz.

Refirió que Quintana Roo ocupa uno de los primeros lugares en divorcios, situación que complica el núcleo familiar, y si a eso se le suma que ambos padres trabajan, entonces los menores prácticamente crecen solos, expuesto a un entorno salpicado de violencia y marginación, dándose así las condiciones para que caigan en las garras de la delincuencia o las adicciones.

Ante ello, la psicóloga Samanta Vélez Baltazar señaló que hoy en día los jóvenes están bajo mucha presión, pues compiten por todo, como ver quién se viste mejor, quién tiene el dispositivo móvil más reciente o quién es más popular que otro, entonces al no contar con los suficientes valores y no tener la suficiente madurez, se dejan sorprender fácilmente, de modo que sin importar las consecuencias harán lo que sea para lograr popularidad y ser aceptados por sus similares.

“Hay jóvenes que se prostituían para comprar una teléfono inteligente o una tablet y traer ropa de marca, en la mayoría de los casos los padres lo ignoraban, hasta que fueron descubriendo que los hijos siempre traían dinero y cosas nuevas; realmente es impresionante hasta dónde puede llegar un adolescente”, añadió.

Por su parte, el obispo de la prelatura Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, dijo que la familia en Quintana Roo, al igual que en otras partes del país, está en crisis, prueba de ello son todos los problemas sociales que se viven a diario en las colonias populares y lo más lamentable es que toda esta situación tiene su origen en que los padres no están realizando bien su trabajo, han dejado a un lado esa función.

“El hecho de que tanto la madre como el padre trabajen, no permite darle el tiempo a la crianza de los hijos, entonces quienes tienen posibilidades los compensan a través de bienes materiales, pero quienes sufren carencias no suplen con nada la falta de atención a los hijos, obviamente estos menores crecen resentidos”, señaló.

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