REDACCIÓN / GRUPO CANTÓN
El Departamento de Seguridad Nacional acusa a la universidad de “fomentar el antisemitismo” y “colaborar con el Partido Comunista Chino”; Harvard denuncia una acción “ilegal” y “de represalia”
Washington D.C.- En una decisión que ha sacudido al mundo académico estadounidense e internacional, el gobierno del presidente Donald Trump retiró a la Universidad de Harvard la certificación que le permite inscribir a estudiantes extranjeros, una medida sin precedentes que afecta directamente a miles de alumnos y pone en jaque el futuro académico de una de las instituciones más prestigiosas del país.
En una carta dirigida al presidente interino de Harvard, Alan Garber, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, anunció la revocación “con efecto inmediato” de la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVIS), mecanismo que habilita a las universidades estadounidenses a recibir estudiantes internacionales.
“Harvard tuvo muchas oportunidades de hacer lo correcto. Se negó. Han perdido su certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio como resultado de su incumplimiento de la ley”, escribió Noem en la red social X (antes Twitter), advirtiendo además que “esto debe servir de advertencia a todas las universidades e instituciones académicas del país”.
La medida, según el gobierno, responde a lo que califican como un “fomento de la violencia y el antisemitismo” en el campus, además de acusaciones de vínculos con el Partido Comunista Chino. Harvard, por su parte, ha rechazado categóricamente estas acusaciones y denunció en un comunicado enviado a la agencia AFP que “la acción del gobierno es ilegal” y representa una represalia por su oposición a los intentos de la administración de imponer cambios en su estructura interna.
“Estamos plenamente comprometidos a mantener la capacidad de Harvard para acoger a nuestros estudiantes y académicos internacionales, que proceden de más de 140 países y enriquecen a la Universidad –y a esta nación– de manera inconmensurable”, sostuvo la institución. El comunicado advierte además que la medida “amenaza con perjudicar gravemente a la comunidad de Harvard y a nuestro país, y socava la misión académica y de investigación de la Universidad”.
Actualmente, cerca del 27.2% del alumnado de Harvard es internacional —es decir, aproximadamente 6,800 de sus 30,000 estudiantes—, según datos de la plataforma ShunStudents.
La ofensiva del gobierno de Trump contra Harvard forma parte de una campaña más amplia contra instituciones de educación superior a las que acusa de permitir el antisemitismo en sus campus, especialmente tras las protestas propalestinas que estallaron el año pasado en distintas universidades del país.
A diferencia de otros centros como Columbia, que han aceptado acatar las nuevas directrices del gobierno federal, Harvard decidió demandar a la administración el mes pasado por intentar imponer modificaciones a su plan de estudios, políticas de admisión y prácticas de contratación.
La incertidumbre reina entre los estudiantes. “Todo el mundo está entrando un poco en pánico”, dijo Alice Goyer, estudiante estadounidense, a la AFP. “He recibido mensajes de muchos amigos internacionales… y creo que todo el mundo simplemente no sabe qué va a pasar”.
La decisión del Departamento de Seguridad Nacional se suma a otras sanciones recientes contra Harvard, como el recorte de 450 millones de dólares en subvenciones federales la semana pasada, además de una congelación previa de 2,200 millones, en el marco de una revisión más amplia de 9,000 millones de fondos públicos. A principios de este mes, la universidad fue excluida de recibir nuevas ayudas federales.
Con un patrimonio estimado de 53,200 millones de dólares en 2024, Harvard es la universidad con mayor dotación financiera de Estados Unidos. Sin embargo, el gobierno ha reiterado que “para las universidades es un privilegio, no un derecho, matricular a estudiantes extranjeros y beneficiarse de sus elevados pagos de matrícula para ayudar a engrosar sus multimillonarias dotaciones”, en palabras de Noem.
El presidente Trump ha descrito recientemente a Harvard como una “institución de extrema izquierda y antisemita”, calificándola de “desastre progresista” y “amenaza para la democracia”.
Por ahora, queda en el aire el destino de miles de estudiantes extranjeros que ya forman parte de Harvard, mientras crece la tensión entre el gobierno federal y las instituciones académicas del país.
