Redacción / Grupo Cantón
El Parlamento iraní propone el cierre de Ormuz como represalia, lo que tendría graves consecuencias para la estabilidad económica mundial.
Cancún.- El Estrecho de Ormuz, uno de los puntos más cruciales para el comercio energético mundial, ha vuelto a estar en el centro de la tensión geopolítica. El Parlamento de Irán ha recomendado al gobierno iraní tomar medidas drásticas en respuesta a las recientes acciones militares de Estados Unidos en la región, sugiriendo el cierre de este vital paso marítimo como una posible represalia.
Este estrecho, que conecta el Golfo Pérsico con el resto del mundo, maneja aproximadamente el 30% de todo el petróleo comercializado a nivel mundial. Si se cerrara, las consecuencias serían inmediatas y devastadoras para los mercados energéticos internacionales, especialmente para grandes economías como Estados Unidos, China y la Unión Europea, que dependen del crudo proveniente de los países del Golfo Pérsico.
El debate en el Parlamento iraní refleja el creciente descontento por las acciones de Estados Unidos en la región. Tras un ataque de las fuerzas estadounidenses contra objetivos iraníes, varios legisladores y funcionarios del gobierno han sugerido que Irán debería utilizar el Estrecho de Ormuz como una herramienta de presión, una medida que se percibe como una forma de defender la soberanía nacional y enviar un mensaje claro a Washington.
El cierre del estrecho no sería una decisión simple ni sin riesgos. A pesar de que existen rutas alternativas para el transporte de petróleo, como el Canal de Suez o diversos oleoductos, ninguna de ellas tiene la capacidad de reemplazar el volumen que circula diariamente a través de Ormuz. En este sentido, un cierre prolongado podría elevar los precios del petróleo de manera exponencial, lo que afectaría tanto a productores como a consumidores a nivel global. Las economías dependientes de importaciones de crudo verían un aumento en los costos energéticos, lo que generaría un efecto dominó en la industria, el transporte y la vida cotidiana de millones de personas.
Más allá de las consecuencias económicas, un cierre del Estrecho de Ormuz podría desatar un conflicto de mayor escala. Estados Unidos, que mantiene una presencia militar en la región, podría verse obligado a intervenir para garantizar la libre circulación por esta arteria vital. Tal escenario podría escalar las tensiones y convertir un conflicto regional en una disputa de carácter internacional.
La situación en torno al Estrecho de Ormuz pone de relieve el delicado equilibrio entre la seguridad, la economía y la política internacional. En un contexto en el que la diplomacia parece ser una herramienta cada vez menos eficaz, el cierre del estrecho se perfila como una medida extrema, pero no descartada por parte de Irán, ante lo que consideran una agresión extranjera.
La comunidad internacional se mantiene a la espera de las decisiones que Irán tome en las próximas semanas. Las potencias mundiales estarán muy atentas a los acontecimientos, pues cualquier alteración en el suministro de petróleo podría afectar no solo a los mercados, sino también a la estabilidad geopolítica de la región.
