Redacción / Grupo Cantón
“Su vida estuvo marcada por una mezcla única de espiritualidad y conocimiento tecnológico”
Cancún,-El mundo católico se encuentra de luto tras el fallecimiento del papa Francisco a los 88 años, ocurrido este lunes.
Desde primeras horas del día, miles de fieles se han congregado en El Vaticano para rendir homenaje al pontífice, mientras la Santa Sede se prepara para el inicio del periodo oficial de duelo.
En medio de la conmoción por su partida, han resurgido algunos pendientes importantes que el papa dejó sin concluir.
Entre ellos destaca la esperada canonización de Carlo Acutis, el joven italiano conocido como el “ciberapóstol de la Eucaristía” y quien estaba a punto de convertirse en el primer santo millennial de la Iglesia católica.
La ceremonia, prevista para este mes de abril, prometía marcar un antes y un después en la historia del Vaticano por tratarse de un joven profundamente conectado con la tecnología y la vida espiritual.
En 2020, Carlo fue beatificado por el mismo papa Francisco, quien lo describió como “un joven que supo usar las nuevas tecnologías para anunciar el evangelio y comunicar valores y belleza”.
Carlo Acutis nació en Londres el 3 de mayo de 1991, pero fue criado en Italia.
Desde muy pequeño, demostró una profunda devoción religiosa que se intensificó tras recibir su primera comunión a los siete años.
Participaba activamente en su parroquia, daba clases de catecismo y asistía a misa diariamente.
Su vida estuvo marcada por una mezcla única de espiritualidad y conocimiento tecnológico.
Apasionado por la informática, Carlo creó una página web que documenta más de 100 milagros eucarísticos reconocidos por la Iglesia.
Este proyecto, traducido a varios idiomas, lo convirtió en una figura admirada dentro de la comunidad católica internacional.
A los 15 años, su prometedor camino se vio interrumpido por un diagnóstico de leucemia.
Falleció poco tiempo después, en el norte de Italia.
Su cuerpo fue trasladado a Asís, donde permanece expuesto junto a algunas de sus reliquias.
En octubre de 2020, fue beatificado luego de que el Vaticano reconociera como milagrosa la curación de un niño brasileño con una grave enfermedad pancreática atribuida a su intercesión.
En mayo de 2024, un segundo milagro fue confirmado: la recuperación inexplicable de una joven costarricense tras sufrir un severo traumatismo craneal.
Su madre, devota de Carlo, había orado en su tumba y dejado una carta pidiendo por la salud de su hija.
Con la canonización en pausa tras el fallecimiento del Papa Francisco, la Iglesia deberá decidir si retomar este proceso bajo el liderazgo de su sucesor, quien tendrá en sus manos no solo el legado del pontífice saliente, sino también el futuro espiritual de una nueva generación de creyentes.