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diciembre 05, 2025

México

La historia oculta del ‘Callejón de Dolores’

Redacción / Grupo Cantón 

El Callejón de Dolores y Avenida Juárez guardan siglos de leyendas, cine, tradición popular y evolución urbana en el corazón de la CDMX.

Entre los restaurantes cantoneses del Barrio Chino y la transitada Avenida Juárez se esconde una de las historias urbanas más ricas y enigmáticas de la capital: la del Callejón de Dolores, también conocido como “Salsipuedes”. Este rincón, cargado de simbolismo, ha sido escenario de leyendas coloniales, refugio para amantes y criminales, y locación para películas icónicas del cine nacional.

Antes de que existiera la actual Avenida Juárez, la zona era un simple camino fangoso habitado por mosquitos. La única presencia humana era la del “Alamedero”, encargado de cuidar los utensilios de jardinería de lo que más tarde sería el actual Hemiciclo a Juárez. Fue en 1592 que un virrey de la Nueva España ordenó urbanizar el área para el esparcimiento público, erigiendo nueve pequeñas capillas de piedra que durante años sirvieron como paradas religiosas para las procesiones coloniales.

Durante el porfiriato, la zona comenzó a cambiar. Las capillas fueron demolidas por órdenes del gobierno de Ignacio Comonfort, dando paso a un laberinto de callejones que pronto se volvieron inseguros. Entre ellos, el Callejón de Dolores, ya conocido en textos antiguos como “Salsipuedes” o “Callejón de las Damas”.

Su nombre ha dado pie a múltiples versiones: algunos lo atribuyen a su forma sin salida, pero una leyenda colonial sugiere un origen trágico. Se dice que una joven aristócrata, hija de la familia Olivares, fue asesinada por un antiguo pretendiente en la entrada del callejón. En su intento por huir, su enamorado le gritaba desesperadamente: “¡Sal si puedes!”, frase que habría dado nombre al lugar.

El Callejón de Dolores no solo es territorio de leyendas, también forma parte del patrimonio cinematográfico y visual de México. Películas como Distinto amanecer, En la palma de tu mano y El Complot Mongol fueron filmadas ahí, y el fotógrafo Héctor García lo inmortalizó en sus imágenes. Su vínculo con el cine negro mexicano le otorga un lugar especial en la memoria colectiva.

Hoy, entre luces rojas y faroles chinos, el callejón sigue vivo como punto turístico, rincón cultural y pasadizo con alma propia, donde la Ciudad de México guarda parte de su historia más íntima y fascinante.

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