Seguro te ha pasado que cuando convives con personas alegres y optimistas te impregnan de su entusiasmo y energía positiva, o por el contrario personas negativas que te agotan y quitan energía.
Está científicamente comprobado que los seres humanos tenemos una tendencia innata a contagiarnos de las emociones y estados de ánimo de los demás. Imitamos a nuestros semejantes para sentirnos más cercanos a ellos.
Uno de los mecanismos neurológicos que nos hacen imitar la acción del otro son las neuronas espejo que se activan cuando reconocemos los gestos y emociones de los demás.
Estudios han demostrado que cuando observamos una cara sonriente, tenemos el impulso a sonreír.
Científicos Ingleses reemplazaron el estímulo visual por uno auditivo, encontrando que las neuronas espejo se activaban como respuesta a todos los sonidos que correspondían tanto a emociones positivas como a negativas, sin embargo la respuesta fue más intensa en el caso de las risas y voces triunfantes, lo que refiere una tendencia innata a sumarnos a las emociones positivas.
Por otro lado, un estudio publicado por el Instituto Max Planck de ciencias cognitivas, demostró que el estrés se contagia. El solo hecho de observar a una persona estresada puede ser suficiente para hacer que el propio cuerpo secrete cortisol, la hormona del estrés. Este fenómeno lo llamaron estrés empático.
Las emociones como el miedo o ansiedad, nos protegen de situaciones de peligro, nos mantienen en alerta o tensión, pero también pueden ser perjudiciales sino aprendemos a manejarlas.
Frenemos el contagio de las emociones negativas y fomentemos las positivas, nosotros tenemos el poder de decidir cómo queremos vivir cada día. Esto implica ser conscientes de cómo nos encontramos emocionalmente.
Monitorea tu estado de ánimo en el trabajo, al salir a la calle o llegar a casa. Implementa rutinas o actividades que te permitan estar en armonía, haz deporte, evita lo que te disgusta, rodéate de personas positivas, sé empático con la gente que esté pasando por un mal momento, pero no te dejes afectar.
Evita expresarte de forma negativa de las personas y piensa bien antes de herir a los demás, céntrate en lo que haces bien, mantén tus pensamientos positivos, disfruta más, divierte más, ríe y contagia tu optimismo.
