Diversas investigaciones indican la relación estrecha entre la forma en que nos alimentamos y nuestro estado de ánimo.
Así como nuestro estado de ánimo influye en nuestras decisiones sobre lo que comemos, “comida emocional”, asimismo los alimentos pueden influir en nuestro cerebro y en el sistema nervioso central.
El pasar varias horas sin comer, saltarse tiempos de comida o el consumir dietas restrictivas o “milagro” que buscan resultados inmediatos (bajan peso en agua y masa muscular sin modificar niveles de grasa corporal) provocan que los niveles de azúcar en la sangre bajen, esto se llama hipoglucemia, lo que puede causar irritabilidad, dolor de cabeza, cansancio, somnolencia y falta de concentración.
Si este tipo de alimentación se prolonga con el tiempo puede desencadenar tristeza, ira o depresión.
Las dietas basadas en una ingesta elevada de grasa y azúcares o alimentos poco nutritivos carecen del aporte de nutrientes necesarios para la función de nuestro cerebro por lo que alteran el estado anímico y la sensación de felicidad. El comer en exceso induce a una mala digestión y sentimientos de culpa que predisponen al mal humor.
Por otro lado hay que destacar la existencia de alimentos que ayudan a mejorar estados emocionales. Gracias a lo que comemos, el cerebro produce neurotransmisores químicos (sustancias encargadas de enviar información entre neuronas) como la dopamina, norepinefrina que proporcionan mayor atención, mejoran el estado de alerta, la motivación y concentración; y la serotonina, mejor conocida como la hormona de la felicidad, ayuda a combatir el estrés y la depresión.
El aumento o descenso de estas sustancias generadas por lo que comemos provocará en nosotros que nos sintamos más optimistas, motivados y felices, en caso contrario nos desanimamos o presentamos sensación de tristeza.
Los alimentos que deben complementar tu dieta y que ayudarán a promover tu estado anímico son los ricos en Omega 3 como el pescado, elementos ricos en hierro como verduras y leguminosas, lácteos bajos en grasa como yogurt, leche y queso, frutas, semillas, cacao al 80 por ciento y cereales integrales.
Un sueño reparador, realizar actividad física, el manejo del estrés y consumir un menú equilibrado y variado, con porciones adecuadas, en tiempos de comida aportará la energía necesaria para que funciones de manera correcta, favoreciendo un equilibrio físico y mental.
