Gracias al abrazo podemos transmitir sin palabras nuestra comprensión, empatía o afecto hacia los demás.
Nada más reconfortante que recibir el consuelo de un abrazo en un momento de tristeza, o bien compartir un abrazo en un momento de euforia como símbolo de triunfo y felicidad.
Pero, ¿sabías que los abrazos además de hacernos sentir bien y conectarnos con las personas, pueden tener beneficios para nuestra salud?
Estudios han demostrado que cuando abrazamos se produce una liberación de sustancias químicas, la más relevante es la oxitocina, mejor conocida como la hormona del amor u hormona del apego.
Dicha hormona mediante su acción a nivel del sistema nervioso central contribuye a la disminución del estrés y facilita el contacto social.
Investigadores de la universidad de medicina de Viena, encontraron que el abrazar baja la presión arterial, aumenta el bienestar y mejora el rendimiento de la memoria.
Sin embargo según los investigadores el poder de los abrazos sólo funciona cuando damos o recibimos abrazos por personas cercanas y de confianza, de lo contrario si recibimos abrazos no deseados de extraños o incluso de personas conocidas la hormona no se libera.
El Instituto de Investigación del Tacto de Miami ha llevado a cabo estudios sobre los efectos del contacto en la recuperación de la salud.
De acuerdo con sus resultados, el abrazo, las caricias y el contacto tienen un efecto altamente positivo, datos describen una mejor recuperación en bebés prematuros, en el incremento de la analgesia en pacientes con dolor y en el sistema inmunológico en pacientes con cáncer, entre otros efectos.
Con lo anterior podemos decir que los abrazos no son solo buenos sino necesarios, te relajan, te dan confianza, fortalecen los lazos afectivos, te hacen más feliz y saludable, al igual que la risa son gratis y son esenciales para nuestra salud física y bienestar.
Retoma el buen hábito de abrazar a las personas que más quieres, no te limites.
¿Y hoy, cuántos abrazos vas a compartir?
