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1 mayo, 2024

Vivir Bien

¡Cuidado con los vampiros emocionales!

CIUDAD DE MÉXICO.- Hay personas que nos transmiten muy buenas vibraciones y nos llenan con su optimismo para alegrarnos el día. Sin embargo, hay otras que nos desgastan a golpe de pesimismo, inmadurez o egoísmo. Se trata de vampiros emocionales, personas que extraen nuestra energía vital y la usan para alimentar su negatividad.

El problema radica en que los vampiros emocionales no solo nos provocan una molestia momentánea sino que, a fuerza de relacionarnos con ellos día tras día, nos provocan un gran estrés y desgaste, no solo a nivel emocional sino incluso físico.
De hecho, no podemos olvidar que las emociones son contagiosas y que los estados emocionales negativos mantenidos a lo largo del tiempo pueden dar pie a numerosas enfermedades.

Las personas que se alimentan de la energía de los demás suelen recurrir a la manipulación emocional para lograr sus objetivos.

Se acercan al otro solo para extraer su energía y vaciar su carga de negatividad, una vez que lo logran, van a por su siguiente víctima sin sentir pena ni remordimientos.

Y es que estas personas tienen muy poca empatía, son extremadamente egoístas y no son capaces de ponerse ni por un segundo en el lugar del otro.

¿Cómo actúan?

Para ejercer su poder, los vampiros emocionales necesitan dos condiciones esenciales: cercanía y tiempo, es decir, necesitan establecer determinados lazos emocionales con la persona para conocer sus puntos débiles y poder guiarla por sus derroteros.

Por eso los vampiros emocionales más dañinos son los que se encuentran en nuestro entorno más cercano, como los familiares, amigos o incluso la pareja.

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Además, mientras más cercanos y más estrecha sea la relación, más difícil nos resultará descubrirlos y más daño nos causarán.

A menudo estas personas humillan o ningunean a su víctima pero siempre tienen una excusa o una coartada a mano para explicar su propia versión de los hechos y hacerse pasar por buena gente.

De hecho, ante los ojos de los demás incluso pueden adoptar el rol de víctimas, cuando en realidad son el verdugo.
El vampiro emocional se comporta así de manera automática, sin pensar demasiado en las consecuencias de sus actos, porque es la única forma de relacionarse que conoce, un estilo relacional que quizás aprendió de sus padres o que desarrolló como un mecanismo de defensa a partir de situaciones traumáticas que vivió en el pasado. (Redacción/GRUPO CANTÓN)

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