Redacción / Grupo Cantón
Director clave de ‘El Chavo del 8’, Enrique Segoviano forjó una carrera única en la televisión mexicana, desde comedia hasta concursos y telenovelas.
Espectáculos.- Enrique Segoviano es un nombre que muchos recuerdan por verlo al final de cada episodio de El Chavo del 8. Pero su papel en la historia de la televisión mexicana va mucho más allá de un simple crédito.
Nacido en 1947 en República Dominicana, Segoviano encontró en México el país donde echaría raíces y construiría una trayectoria que marcó a generaciones. Fue director de algunos de los programas más emblemáticos de Roberto Gómez Bolaños, como El Chapulín Colorado, y pieza clave en el diseño visual y técnico que dio identidad a esas producciones.
De actor novato a director estrella
Sus primeros pasos en el mundo audiovisual comenzaron en 1966, cuando actuó en el cortometraje Primer día de clases mientras estudiaba dirección en el Centro de Estudios Cinematográficos de la UNAM. Para 1968 ya se desempeñaba como asistente de producción en Canal 8, donde su talento lo catapultó rápidamente.
En 1973 inició una colaboración que lo haría leyenda: trabajó de forma constante con Chespirito, dirigiendo El Chavo del 8 y El Chapulín Colorado. Su rol no se limitó a la dirección: diseñó efectos visuales, planteó el estilo técnico y ayudó a consolidar el tono familiar y humorístico que hizo inolvidables a estas series.
También participó en El Chanfle, película escrita y protagonizada por Roberto Gómez Bolaños, reafirmando su vínculo creativo con el comediante.
Más allá de Chespirito: versatilidad y éxito
En los años 80 y 90, Enrique Segoviano amplió su repertorio. Dirigió programas infantiles como Odisea de brujas y El tesoro del saber, así como telenovelas entre las que destacan Nosotros los pobres (1973), Te amo (1984), Ave Fénix (1986) y Pobre niña rica (1995).
Además, se consolidó en el ámbito del entretenimiento general con programas de variedades y concursos:
¡Anabel! (1988-1996)
TVO (1991)
¡Llévatelo! (1993)
Atínale al precio (1997, 2010)
100 mexicanos dijeron (2001)
Todo el mundo cree que sabe (2009-2011)
Su capacidad para adaptarse a distintos géneros lo convirtió en una figura imprescindible detrás de cámaras.
Un legado que sigue vivo
Aunque su nombre rara vez aparece en titulares, la impronta de Enrique Segoviano está presente en la memoria colectiva de millones. Su visión técnica y creativa no solo acompañó, sino que ayudó a definir lo que hoy entendemos como la era dorada de la televisión mexicana.
Desde la comedia de situación hasta los concursos más populares, Segoviano supo interpretar lo que el público quería ver, siempre con un sello de calidad que trascendió formatos.
Su historia es la de un creador incansable, cuya mejor actuación fue siempre detrás de cámaras.
