10 de Mayo. Ese día en el que los niños de kinder y primaria hacen monerías en festivales escolares para celebrar a sus mamás. Ese día en el que los restaurantes se llenan a tope, las flores se agotan y las plazas comerciales se atiborran con el pretexto de homenajear a nuestras progenitoras.
Sin embargo, su origen tuvo una motivación completamente diferente, tanto en Estados Unidos como en México. La promotora del movimiento en el vecino país del Norte, Anna Jarvis, sufrió tanto cuando se desvirtuó, que terminó por costarle todo. Absolutamente todo.
Orígenes del movimiento
Como toda fecha conmemorativa, podríamos encontrar sus antecedentes por allá del siglo XVI. La festividad se originó en la iglesia. La mayoría de los historiadores creen que evolucionó a partir de la práctica cristiana de visitar a las madres el cuarto domingo de la temporada de Cuaresma (domingo de Laetare).
Pero, para encontrar un antecedente más directo, tenemos que dar un salto al siglo XIX, a los Estados Unidos. En 1850, Anna Reeves Jarvis organizó clubes de trabajo para el Día de la Madre en Virginia, para mejorar las condiciones sanitarias y tratar de reducir la mortalidad infantil combatiendo las enfermedades y reduciendo la contaminación de la leche. Los grupos de Jarvis también atendieron a soldados heridos de ambos bandos durante la Guerra Civil de los Estados Unidos de 1861 a 1865.
Jarvis organizó un Día de la amistad de la Madre para ayudar a curar la brecha entre las familias de la Unión y las Confederación en la región después de la guerra. Julia Ward Howe, por una parte, mejor conocida como la compositora de The Battle Hymn of the Republic, publicó una Mother’s Day Proclamation -Proclamación del Día de la Madre- ampliamente leída en 1870, que pide a las mujeres que asuman un papel político activo en la promoción de la paz.
Cuando Anna Reeves Jarvis murió -en 1905-, su hija Anna Jarvis quería una manera de celebrar los logros del trabajo que su madre y las madres que trabajaron con la suya. E inicio la campaña para establecer el Día de las Madres de manera oficial.
Día de la Madre
Jarvis comenzó una prolífica campaña, enviando cartas para establecer un Día de la Madre oficial y, finalmente, tres años después de la muerte de su madre, el 10 de mayo de 1908 se celebró el primer Día de la Madre en la Iglesia Metodista Episcopal Andrews, donde la anciana Jarvis había sido maestra de escuela dominical. Hoy, esa iglesia es sede del Santuario Internacional del Día de la Madre.
Pero Jarvis quería que el Día de la Madre fuera una fiesta nacional que celebrara “la mejor madre que jamás haya vivido, la tuya”. Por cierto, esta razón es el motivo por el que el Día de la Madre es singular: siempre se trata de tu madre. Hubo un enorme apoyo público para el Día de la Madre, aunque algunos senadores se opusieron inicialmente al concepto. Uno comentó que tendrían que establecer un “Día de la suegra”, mientras que par otros era un absurdo.
Sin embargo, gracias a los esfuerzos de Jarvis, el Día de la Madre se celebró en un número creciente de ciudades y estados, hasta que, en 1914, el presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson reservó oficialmente el segundo domingo de mayo para el feriado.
No obstante, el éxito de Jarvis pronto se convertiría en un fracaso para ella.
Comercialización
Jarvis había esperado que el día festivo fuera privado e íntimo, donde los hijos visitaran a sus madres, pasaran tiempo con ellas y quizás les escribieran una carta. Nunca anticipó la ola de comercialización que vendría con su reconocimiento como un feriado nacional. Una gran cantidad de tarjetas de felicitación, costosos arreglos florales, paquetes de dulces y otros regalos se desataron sobre las despreocupadas madres de Estados Unidos.
Una tarjeta impresa no significa nada, excepto que eres demasiado perezoso para escribir a la mujer que ha hecho más por ti que nadie en el mundo. ¡Y dulces! Le llevas una caja a la madre y luego te comes la mayor parte. Un sentimiento bonito.
Dedicó su tiempo y su considerable herencia para devolver el Día de la Madre a sus raíces reverentes, buscando alejar la comercialización de su celebración.
Jarvis se incorporó a sí misma como la Asociación Internacional del Día de la Madre y trató de retener algo del control del día festivo. Organizó boicots, amenazas de juicios e incluso atacó a la Primera Dama Eleanor Roosevelt por usar el Día de la Madre para recaudar fondos para organizaciones benéficas.
Campaña contra el Día de la Madre
Jarvis hizo lo mejor que sabía hacer: campaña a través de escribir cartas. Buscó tener la patente de la combinación del Día de la Madre y la venta de claveles blancos (la flor favorita de su madre, que había sido elegida para la celebración) con el fin de construir un caso para una demanda contra las industrias florales. En respuesta, una compañía le ofreció una comisión sobre las ventas de claveles blancos en el Día de la Madre para tranqulizarla, pero esto produjo el efecto contrario en Jarvis.
Se enfureció tanto al pensar en un Día de la Madre comercial que interrumpió una reunión de Madres de Guerra estadounidenses para evitar que vendieran claveles, poco después fue arrestada por perturbar la paz y los policías la sacaron a gritos. Más tarde, iría de puerta en puerta en Filadelfia con una petición para rescindir el Día de la Madre.
Guerra perdida
Por sus esfuerzos por conservar el significado original del Día de la Madre, la llevaron a perder casi toda su fortuna y vivió una precaria situación económica. Mientras que otros se beneficiaron del día festivo, Jarvis no obtuvo ni un centavo.
Pasó los últimos años de su vida con su hermana Lillie. En 1943, comenzó a organizar una petición para rescindir el Día de la Madre. Sin embargo, estos esfuerzos se detuvieron cuando la internaron en un sanatorio en Pensilvania. Las personas relacionadas con las industrias de tarjetas y flores pagaron las facturas para mantenerla ingresada en el sanatori. Sin duda, toda una ironía.
Anna Jarvis murió el 24 de noviembre de 1948 y fue enterrada junto a su madre. Aunque el Comité Anna M. Jarvis la apoyó y ayudó a continuar con su movimiento durante el tiempo que se deterioró su salud, finalmente se disolvió. Hoy, el día de la madre es un evento comercial en el que, en la mayoría de los casos, sólo se le dan obsequios materiales a las madres, lejos de su carácter original.
Las celebración que promovió Anna Jarvis se han extendido por gran parte del mundo, aunque se celebran con entusiasmo variable, de varias maneras y en varios días. Nosotros la celebramos el 10 de mayo, después de que en 1922 se estableció como día oficial, gracias a la iniciativa de Rafael Alducín, el entonces director de Excelsior. Aunque hay estudios que sugieren que surgió como una iniciativa del movimiento feminista en nuestro país.
Tal vez la historia de Anna Jarvis nos ayude a revalorar y replantearnos la importancia del 10 mayo, su verdadero significado y tratar de, al menos, estar con nuestra madre ese día y brindarle toda nuestra atención.