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noviembre 23, 2024

Especial

Albercas, peligro silencioso

CANCÚN.- Aun y cuando las albercas pueden mostrar una apariencia de limpieza, muchas de ellas pueden llegar a ser vehículos de varias enfermedades relacionadas con los ojos, como la conjuntivitis; la piel, como hongos en los pies; infecciones vaginales o hepatitis viral entre muchas otras, todo esto debido a un incorrecto y profesional control sanitario de estos cuerpos de agua.

Gerardo López, gerente de ventas de Grupo Spin, empresa especialista en la industria de las piscinas, construcción y química, con presencia en todo el país y con una sede en Cancún, señaló que los 365 días del año se debe de supervisar la adecuada cloración, así como la turbidez del agua y los sistemas de drenaje, entre muchas otras medidas, ya que de no ser así, cualquier piscina corre el riesgo de contaminarse con cualquier microorganismo, principalmente los de las heces.

Destacó que las albercas que carecen de una minuciosa supervisión son las más propicias para generar los padecimientos antes mencionados, al tiempo de que reiteró que los más comunes son aquellos generados por la heces de las piscinas, pues dijo que las personas que llegan a tragar un “buche de agua” pueden correr el riesgo de desarrollar enfermedades gastrointestinales con cuadros de diarreas y altas temperaturas.

Explicó que esta situación siempre va a prevalecer en estos cuerpos de agua, por lo que reiteró que es sumamente importante que sean valorados cada día por personal capacitado y se les apliquen los químicos correspondientes, ya que el cloro sólo elimina las bacterias que pueden habitar en el agua, pero no los parásitos, los cuales, apuntó, llegan a tener presencia en la alberca desde el momento en el que alguien orina en ella o se mete sin haber aseado correctamente sus partes íntimas, sobre todo el ano.

Refirió que cada tipo de microorganismo requiere de determinadas condiciones de humedad, oxigeno, temperatura y acidez para proliferar y tener capacidad de contagio. Las vías de entrada de tales padecimientos se desglosan en mucosas, con 50%; dérmica, con 30% y digestiva, con 20%.

Manifestó que los microorganismos más comunes en albercas sucias son: Crystosporodium que provoca una diarrea prolongada; Protozoos que pueden propiciar la disentería; y Giardias, que causan diarrea, fatiga, dolor abdominal y pérdida de peso.

HOTELES, LIMPIOS
Gerardo López externó que el nivel de la calidad del agua de las piscinas en los hoteles y centros de esparcimiento de Cancún registra en general un buen nivel de mantenimiento desde hace varios años, al tiempo que indicó que día a día el sector hotelero hace su mejor esfuerzo en mantener estos espacios en las condiciones más óptimas de recreación y esparcimiento, en beneficio de la salud de los millones de visitantes que año con año arriban al destino.

Opinó que hoy en día el tema de la higiene, mantenimiento y supervisión de las piscinas y de quienes literalmente están a cargo de ellas, son temas que están en las metas de todas las gerencias de los hoteles. También compartió que los llamados piscinistas recurren el mayor número de cursos de capacitación para estar al día en esta actividad.

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En cuanto a productos, señaló que lamentablemente en el país sí se llegan a registrar empresas que comercializan químicos que no cuentan con las normas o protocolos requeridos para contrarrestar los contaminantes de las albercas, o empresarios que, por ahorrarse un dinero, los adquieren; sin embargo, opinó que aunque Cancún no está exento de ellos, hasta el momento no se ha presentado algún caso que lamentar o de proporciones alarmantes por un mal manejo de la higiene de las piscinas.

Afirmó que dentro del estándar de competencia establecido por la Secretaria de Salud, y publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF), desde hace algunos años y como norma, los hoteles deben contar por lo menos con un operador que tenga una certificación de una instancia reconocida, además de gente profesional que les ofrezca servicio de asesorías insumos y lo que se requiera en este tema.

Finalmente, apuntó que mientras empresarios y especialistas de albercas hacen lo suyo, la gente que las visita también deben hacer lo propio. Exhortó a niños o adultos con diarrea para que no naden; así como a la población en general a no tragar agua de las albercas; bañarse antes de entrar a la piscina; lavarse las manos después de ir al baño o cambiar pañales; los niños pequeños deben usar pañales de natación perfectamente ajustados al cuerpo y deben ser llevados frecuentemente al baño; estos pañales deben ser cambiados periódicamente, pero nunca cerca del cuerpo de agua, concluyó.

Ernesto Escudero
GRUPO CANTÓN

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