Jocelyn Díaz / Grupo Cantón
“Es lo que nos toca ¿no?”, es un proyecto participativo que se presentará este 24 de mayo en el Teatro 8 de Octubre
Cancún.- El teatro se convierte en un espacio vivo de diálogo y transformación con “Es lo que nos toca ¿no?”, un proyecto de teatro participativo que se presentará este 24 de mayo a las 19:00 horas en el Teatro 8 de Octubre, con funciones adicionales los próximos sábados. La propuesta, dirigida por Josué Cabrera, combina la técnica del teatro foro con el compromiso social y el deseo profundo de abrir conversaciones necesarias.
“Lo que hacemos es invitar a quienes nos visiten en esta temporada a dialogar acerca de distintos conflictos que nos atañen en la sociedad”, expresa Cabrera, actor, dramaturgo y director del montaje.
En escena, el público no es un mero espectador: podrá interrumpir la acción, proponer soluciones e incluso involucrarse directamente en la resolución de los conflictos planteados.
Las situaciones que se presentan no están resueltas. Esa es la clave. La obra deja los finales abiertos, porque lo importante no es solo lo que ocurre en el escenario, sino lo que puede detonarse en quienes lo observan. Josué lo explica con claridad:
“Trataremos de encontrar cuáles son las nuevas posibilidades de vincularnos en nuestro entorno; la idea es empezar a cuestionarnos y generar nuevas posibilidades de cambio”.
Violencias patrimonial, verbal, generacional y otras formas de maltrato se abordan desde una mirada crítica, pero también desde el humor, como una forma de permitir que las realidades duras sean digeridas con empatía y apertura.
La obra nace de un proceso colectivo y comunitario, como parte del programa Faros del Bienestar de la Fábrica de Artes y Oficios (FARO). Cabrera detalla que el montaje es resultado del trabajo con personas que asisten a sus talleres:
“Es una creación colectiva que trabaja en función de las necesidades y dolencias de las personas que toman nuestros talleres”.
El llamado es claro: la interacción del público es esencial para que el ejercicio tenga sentido.
“Buscamos que sea una obra interactiva al cien por ciento, pero si no va gente, ya se perdió el ejercicio… digamos que los personajes seguirán inmersos en su mundo de violencia”, comparte Josué con honestidad.
“Es lo que nos toca ¿no?” no solo es una obra, es una invitación a mirarnos, cuestionarnos y actuar. Porque, al final, si no somos parte del cambio, seguiremos siendo parte del problema.
