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19 abril, 2024

Cultura

Las vibras del tenor (primera parte)

Siempre he sido un apasionado de la música. La primera vez que escuché sobre este prodigioso artista colombiano que se había venido desde joven a radicar a México fue por una nota periodística de Cancún, Quintana Roo, ciudad que destaca entre sus gratas cualidades naturales la promoción de la cultura.

La segunda vez que escuché sobre el joven tenor fue en un concierto que presencié en la Ciudad de México, por lo anterior decidí entonces regresar pronto a esta isla caribeña para corroborar estos comentarios que me llenaban de curiosidad.

Tomé carretera desde Cancún, crucé el ferry y llegué un jueves por la noche a un gratísimo y hospitalario hotel de tan solo dos estrellas.

De inmediato pregunté al Conserje del Hotel y éste me hizo favor de buscar en el periódico local y coincidió maravillosamente que esa misma noche habría un concierto del honorable tenor, cuyo rostro conocí hasta ese momento gracias a las imágenes de la Sección Cultural que decía:

“Hoy gran concierto de gala en el Teatro Cozumel, nuestro distinguido Tenor Mauricio Díaz que interpretara dos obras: La Boheme y Nessum Dorma. Ambas obras de Puccini”.

Corrí lo más rápido posible, el tiempo jugaba ya en mi contra; sin embargo, no alcancé a llegar.

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