La entrada y salida de enfermeras por las puertas del quirófano alertó a don Andrés, algo no andaba bien ahí dentro, su mujer había ingresado por la mañana para dar a luz al primer descendiente de la estirpe; con apenas un año de casados la pareja tenía bastantes esperanzas en el primer retoño.
-Doctor Pinzón, ¿ya nació mi hijo? -preguntó a un hombre que traía cubierto el rostro con un tapabocas azul.