REDACCIÓN / GRUPO CANTÓN
Gondomar, Portugal — La emoción, el dolor y el silencio marcaron el último adiós a Diogo Jota y su hermano André, fallecidos trágicamente en un accidente de tráfico en España el pasado jueves. Este sábado, Gondomar —ciudad natal de ambos, en las afueras de Oporto— se convirtió en el epicentro de la consternación del fútbol portugués y europeo, que rindió homenaje a dos vidas arrebatadas demasiado pronto.
La Iglesia Matriz de Gondomar fue el escenario del funeral, al que asistieron figuras destacadas del deporte, amigos cercanos y vecinos conmovidos. Entre los presentes, el seleccionador nacional Roberto Martínez, quien viajó desde EE.UU. en plena cobertura del Mundial de Clubes, y el presidente de la Federación Portuguesa de Fútbol, Pedro Proença. También acudieron compañeros de selección como Bernardo Silva, João Félix, Rúben Dias, Rui Patrício y João Moutinho, así como Rúben Neves, que voló directamente desde EE.UU. tras la eliminación de su equipo, el Al Hilal, en el torneo.
El Liverpool, equipo en el que Jota militaba desde 2020, estuvo representado por jugadores y cuerpo técnico, quienes llegaron al templo portando dos camisetas de flores: una con el número 20 —el dorsal de Diogo— sostenida por Virgil van Dijk, y otra con el 30, número de su hermano André en el Penafiel, llevada por Jordan Henderson.
Las muestras de afecto no cesaron: acudieron también excompañeros como Tiago Alcántara, Fabinho, Ricardo Carvalho, Nelson Semedo y su exagente, Jorge Mendes, junto al presidente del FC Porto, André Villas-Boas.
Los ataúdes, escoltados por familiares y amigos visiblemente afectados, fueron trasladados desde la Capilla de la Resurrección hasta el interior de la iglesia. La ceremonia fue oficiada por el obispo de Oporto, Manuel Linda, quien dedicó unas palabras especialmente conmovedoras a los tres hijos menores de Diogo Jota: “Ver los restos mortales de un hijo debe de ser un tormento mayor, y más cuando son dos sarcófagos”, expresó entre lágrimas, dirigiéndose también a la esposa de Jota, Rute Cardoso, con quien el jugador se había casado apenas el pasado 22 de junio, tras 13 años de relación.
Aunque el acto fue privado, altavoces permitieron que cientos de vecinos escucharan la homilía desde el exterior. Gondomar, profundamente impactada por la pérdida de dos de sus hijos más queridos, ofreció un conmovedor gesto de unidad y respeto.
Tras la misa, el cortejo fúnebre se dirigió al cementerio local, donde los hermanos fueron enterrados. Los rostros de familiares, futbolistas y amigos reflejaban una tristeza profunda, imposible de disimular.
Diogo Jota, de 28 años, inició su carrera en el Gondomar y el Paços de Ferreira, antes de pasar por el Atlético de Madrid, el FC Porto y los Wolverhampton Wanderers, hasta llegar al Liverpool. Su hermano André, de 25, jugaba en el Penafiel, en la segunda división portuguesa.
