REDACCIÓN / GRUPO CANTÓN
Las defensivas ganan campeonatos, y la de los Philadelphia Eagles hizo honor a esa frase al llevar al equipo a su segundo título en la historia del Super Bowl. Con una actuación dominante, la defensa de los Eagles anuló por completo a los Kansas City Chiefs, propinándoles una derrota de 40-22 que les permitió vengarse de su derrota en la edición anterior del gran evento.
El partido fue una pesadilla para el mariscal de campo de los Chiefs, Patrick Mahomes. Con dos intercepciones, un balón suelto, seis capturas y presión constante sobre el QB estrella, los Eagles controlaron el ritmo del juego desde el inicio. La ofensiva también jugó su parte, con Jalen Hurts realizando una de las mejores actuaciones de su carrera. El joven mariscal de 26 años completó 17 de 22 pases, acumuló 221 yardas aéreas, 72 yardas terrestres, dos touchdowns por pase y un touchdown más en carrera.
El primer golpe llegó temprano, cuando Philadelphia capitalizó un polémico castigo por rudeza innecesaria que los colocó en territorio rival. Hurts conectó con su receptor Jahan Dotson, quien avanzó hasta la yarda 1, y luego el equipo ejecutó su ya conocido “tush push” para que Hurts anotara su décimo touchdown terrestre de la temporada. Con el marcador 7-0, la defensa de los Eagles siguió presionando a Mahomes, quien fue interceptado por Cooper DeJean, quien regresó el balón hasta la zona de anotación para un pick six que extendió la ventaja a 17-0.
La pesadilla para Mahomes no terminó ahí, ya que otra intercepción de Zack Baun puso a Philadelphia en posición de anotar nuevamente. Hurts no desaprovechó la oportunidad y conectó con A.J. Brown para poner el marcador 24-0 a favor de los Eagles.
El tercer cuarto fue una continuación del dominio de los Eagles, quienes sumaron tres puntos adicionales con un gol de campo y luego anotaron otro touchdown cuando Hurts conectó con DeVonta Smith en un bombazo de 40 yardas que dejó el marcador en 34-0. Los Chiefs, aunque abatidos, lograron finalmente borrar el cero en su marcador con una anotación de Xavier Worthy, seguida de otras dos anotaciones más de DeAndre Hopkins y Xavier Worthy, pero la remontada ya era una misión imposible.
Al final, el dominio de los Eagles fue incontestable, con su defensa y ofensiva trabajando en perfecta sincronía para lograr una victoria histórica, y con Jalen Hurts demostrando su capacidad para liderar al equipo en momentos clave. La victoria de Philadelphia en el Super Bowl LIX es una muestra clara de la solidez del equipo y de la fortaleza de su defensiva, que demostró por qué los campeonatos se ganan, en gran parte, con una defensa imparable.
