POR EDITH ENCALADA
El mundo se conmocionó, la música se vistió de luto con la inesperada y lamentable muerte de Alberto Aguilera Valadez, el eterno “Juan Gabriel”.
Sorpresivamente falleció de un infarto al miocardio, a los 66 años de edad, el 28 de agosto del 2016 en su residencia, en Santa Mónica, California. Causando profunda tristeza en México y varios países.
Apenas el viernes 26 de agosto del 2016, había ofrecido un magno concierto como parte de su gira MéXXIco es todo, en los Estados Unidos, en el estadio The Forum, en Inglewood, California. Ese último concierto cerró con un mensaje en las pantallas “Felicidades a todas las personas que están orgullosas de ser lo que son” A.A.V.
Hoy su presencia física, a cinco años de su muerte, es irremplazable; aunque su recuerdo es por siempre; permanecerá por su inolvidable voz, su música, sus memorables canciones, innumerables obras benéficas; por lo buen amigo, por lo buen padre, por todo el amor que nos dio a su público; y por muchas cualidades más, que sin duda no me bastaría esta columna para enumerar.
“Mientras exista alguien que cante mis canciones, Juan Gabriel vivirá” A.A.V.
“Amor eterno” es el himno que se entona en todo México y en distintas partes del mundo, en cada aniversario luctuoso del Divo de Juárez; magnífica canción que al ser cantada en cualquier momento, no se puede evitar sentir esta tristeza que el cantautor dejó plasmada en cada verso lleno de añoranza.
Este sábado 28 de agosto del 2021, a las doce del día en la página oficial de “Juan Gabriel” en facebook, se transmitió la misa por el quinto aniversario luctuoso “dedicada al Sr. Alberto Aguilera Valadez” desde el Santuario de San Lorenzo, en Ciudad Juárez. Y, a las nueve de la noche, se transmitió una serenata virtual en vivo, desde el Paseo Juan Gabriel, en Ciudad Juárez, Chihuahua.
“Quiero decirles ahora, que de verdad valió la pena haber nacido en este siglo y en este país por el bello hecho de ser mexicano y de ser Juan Gabriel” A.A.V.
Se seguirán extrañando sus magníficos conciertos, su inigualable forma de cantar y bailar en el escenario; sus majestuosas canciones rancheras cantadas por él de forma bravía acompañado de su mariachi y orquesta, escucharle cantar: “Te voy a olvidar, Inocente pobre amigo”, hasta llenar de romanticismo el recinto con “Querida” seduciendo al público una vez más; o poniéndonos a bailar con el Noa, Noa; se le seguirá extrañando.
Me despido de ustedes en esta columna, recordando a “Juan Gabriel” un “Amor Eterno”.
