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26 abril, 2024

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El tramo final

Piense… por RAFAEL LORET DE MOLA
Llegó el tiempo final, el destinado a acrecentar fortunas para un “despido digno” –como si no hubieran sido las desviaciones, complicidades y prevaricaciones que convierten al sexenio por terminar en el de mayor corrupción de los tiempos “posrevolucionarios”, es decir a través de un siglo–, al que solemos definir como el “año de Hidalgo”, pero también ahora es el destinado a buscar cobijas para tapar los enormes agujeros que se filtran por cada rincón de la espectral casona de Los Pinos, en donde más de un espíritu chocarrero, comenzando con el del general Lázaro Cárdenas, su primer habitante, se aparece a los inquilinos pasajeros para recordarles que la mudanza está cerca.
Como expiación, para salvar su propio pellejo ante las gritos espeluznantes que sacuden la mansión, el señor peña debiera comenzar con cumplir una máxima constitucional incontrovertible: el respeto a la soberanía popular, que detentamos los mexicanos en conjunto, y cuyo impulso va en sentido contrario al presidencialismo rapaz y la partidocracia mercenaria que hace estragos en las propias políticas proselitistas estructuradas para ablandar o devastar a los candidatos opositores.
En 2005, no lo olvidamos, se inventó un cargo doloso para desaforar a Andrés –el intento de construir una vialidad sobre un terreno irregular, algo de muy poca monta–, en medio de una batahola grotesca que el miserable Fox no se atrevió a continuar dejando libre la posibilidad de que el acusado fuera candidato y pusiera en jaque a la derecha… hasta ganarle si bien el fraude, derivado del gobierno panista execrable, impidió que la voluntad general, expresada en las urnas, pudiera alzarse con la democracia por prenda.
Ahora, por el momento, una furia inusual se ha volcado en contra del panista Ricardo Anaya Cortés, exigiéndole cuentas por una burda transacción que le permitió obtener 54 millones de pesos, mismos que se presentan como prueba de un supuesto “lavado de dinero” –cuando se trata de esto los números suben a miles de millones–. A cambio de ello, no se toca un cabello a Rosario Robles Berlanga, la del modelo Rosario, triangulador, por el cuál de gobierno a universidades y de éstas a empresas, se pierden tres mil 947 millones de pesos. ¡Ésta si es una cantidad que pueden ser el ejemplo mayor de cómo se desvían fondos nacionales hacia el crimen organizado!
A estas alturas, es tal la podredumbre que ya se nos olvidaron otras afrentas del gabinete de peña, tales como el escándalo del socavón de Cuernavaca, espejo manifiesto de la manera cómo se invierten los fondos públicos, con materiales de baja calidad vendidos a precios exorbitantes para repartir los remanentes entre los socios del gobierno. La memoria pública tendrá que mover las células grises, como escribía Agatha Cristhie a través de Poirot, para considerar tiempos y escenarios del gran juicio contra el mandatario actual y sus esbirros.
De ser priísta comenzaría a solicitar amparo; cómo no lo soy, por pura generosidad, advierto que es el momento de considerar cómo lograr una defensa digna cuando el castillo de naipes del peñismo se venga abajo.

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