Ciudad de México.- El estreno en Netflix de Luis Miguel. La serie ha renovado el interés en la vida privada del cantante, pero de forma particular en el enigmático paradero de su madre.
Hace unos días, medios sensacionalistas de Chile y Argentina difundieron videos que presumían haber hallado a Marcela Basteri, desaparecida desde 1986.
A pesar de cierto parecido físico entre Basteri y una mujer que vive en las calles de Buenos Aires, se confirmó que no se trata de la madre del Sol. En cambio, según publica El País, la mujer —de nacionalidad española— se llama Honorina Montes, aparentemente padece de un trastorno mental y fue identificada por su hermano Rubén gracias a uno de esos videos con miles de reproducciones en YouTube.
Pasaron 26 años desde que Honorina desapareció de San Julián de Bimenes, un pequeño pueblo en España. Después de buscarla por cerca de dos años, su familia desistió y la dio por muerta.
Ese era el estado de la situación hasta que el video llegó a los ojos de Rubén, un ex minero de 52 años. “Me dejó un poco descuadrado enterarme de que está viva después de todo este tiempo. Pasé tres días de los nervios”, le contó al diario español.
Quien condujo a las pistas sobre la verdadera identidad de Honorina fue una fan de Luis Miguel originaria de Gijón, a unos 40 minutos de Bimenes.
La joven descubrió que, en cierto momento de uno de los videos, Honorina niega: “Que no soy la madre de nadie. Id a Bimenes, a Tuenes y preguntad”. Decidida a desentramar el misterio, compartió el video con una amiga suya que vive en Bimenes, quien a su vez lo envió a Ana Martínez.
“Le pregunté a mi madre si sabía quién era y en seguida me dijo: ‘¡Pero si es la hermana de Rubenín!’”, dijo a El País.
El siguiente paso de Martínez fue informar a los administradores de un bar que frecuenta Rubén Montes. Y así se dio la conexión.
Rubén desconoce cuál será el destino de su hermana. El protocolo de la Oficina de Información Consular (OID) facilita que, si lo desea, Honorina podría regresar a España, pero su hermano no se hace ilusiones, pues no sabría cómo darle una noticia de tales magnitudes a su madre, de 84 años y con indicios de demencia.
“Ahora vive muy tranquila. Si yo supiese que Nori va a querer venir pues sería el primero a decírselo”, lamenta.
FUENTE/MILENIO
