Cameron Boyce quería ser algo más que un actor infantil. No se conformaba con los flashes de la fama ni con una carrera lineal en los sets de filmación de Hollywood. El joven que murió este sábado buscaba algo más y así lo reveló en una entrevista que dio este año para una revista.
“Quiero dejar algo más grande que yo mismo cuando ya no esté”, dijo en diálogo con Vice, al hablar de sus compromiso social y recordando cómo lo afectó la fama en el comienzo de su carrera.
En los últimos años, Boyce le dedicó gran parte de su tiempo a actividades benéficas y de hecho recibió un premio por ayudar a una fundación sin fines de lucro, para la que trabajaba, a recaudar 30 mil dólares para poder construir pozos de agua potable en Suazilandia, país africano.
“No quiero perder el tiempo pensando en lo que debo hacer, sólo quiero hacerlo”, dijo al referirse a sus acciones.
En marzo pasado, además, fue el presentador del ex vicepresidente Joe Biden en sus Premios Biden al Coraje.
Para llegar a ese punto, en el que la solidaridad se impuso a otras cuestiones, Boyce debió lidiar con ser famoso desde muy joven. “Durante un año de mi vida, si nada me obligaba a salir de casa, no lo hacía”, reveló. El asedio de los fans lo llevó a refugiarse.
“Fue una mala manera de gestionar la fama, pero produce un sentimiento de miedo sentir que todo el mundo te mira todo el rato”, afirmó.
Cameron Boyce, actor de Descendientes y de Jessie, murió a los 20 años, según confirmó la cadena ABC, tras sufrir un ataque producto de una enfermedad que tenía desde hace un tiempo.
