CHETUMAL.- El extinto teatro Ávila Camacho, enclavado en la calle 22 de Enero, en Chetumal, mantiene un futuro incierto, ya que tanto asociaciones civiles como autoridades de pasadas administraciones han levantado la mano para rehabilitarlo, pero hasta ahora desconocen si hay un proyecto en concreto para reactivarlo o que se haya realizado.
Datos históricos señalan que, en 1946, se inició la construcción de este inmueble. Por su cercanía a la bahía y por la altura del terreno, la cimentación, como en el caso del palacio de gobierno, debió descansar sobre enormes pilotes de concreto enterrados a grandes profundidades, de entre 15 y 20 metros.
Su construcción, de estilo art déco, quizá por la lucha con el manto freático y lo costoso de la operación, fue suspendida durante un periodo de alrededor de dos o tres años. Posteriormente sería reiniciada hasta su terminación en el año de 1952, durante el mandato del entonces gobernador Margarito Ramírez Miranda.
Este espacio ha sido solicitado por asociaciones civiles para su recuperación, en primera instancia por los integrantes de la agrupación “Chetumaleños de Ayer, Hoy y Siempre”, quienes incluso han realizado trabajos de limpieza para su rehabilitación, esto luego de su deterioro. Incluso en el 2009, tras 25 años de su abandono, se había programado su demolición.
Otra agrupación que ya levantó la mano para su rehabilitación y ocupación es la Cooperativa de artesanos Chac-te, quienes buscan reactivar el espacio que ocupó el antiguo cine Manuel Ávila Camacho, ubicado a un costado de la Explanada de la Bandera, esto para convertirlo en un parador turístico, donde artesanos puedan ofrecer a la población local y visitantes sus productos.
“Donde está el Ávila Camacho creemos que es un espacio adecuado que no está aprovechado; es un espacio inerte pero que puede darle actividad al grupo de artesanos y no afecta a las otras actividades de la zona”, apuntó Marta Patricia Marinero Herrera, presidenta de la Cooperativa Chac-te.
La entrevistada dijo que las más de 100 cooperativas que representan, con un total de 200 artesanos, requieren de espacios para ofertar sus productos en la zona sur, debido a la saturación del mercado que existe en destinos turísticos del norte de la entidad.
Marinero Herrera enfatizó que la propuesta ya ha sido presentada a las autoridades para darle un mejor uso a este espacio, el cual hoy en día es usado como refugio de malvivientes.
Sin embargo, hasta el momento las asociaciones civiles desconocen cuál será el futuro de este espacio, ya que las autoridades estatales no han informado sobre algún proyecto al respecto.
Por Paloma Wong/Grupo Cantón
