Redacción / Grupo Cantón
Cine.- La docuserie Juan Gabriel: Debo, puedo y quiero, dirigida por María José Cuevas, llega a Netflix este 30 de octubre, ofreciendo un acceso inédito al universo personal de Alberto Aguilera Valadez, el hombre detrás del Divo de Juárez.
A través de videos caseros, audios, escritos y entrevistas nunca antes vistas, la producción revela al artista en su faceta más íntima: componiendo, grabando, conviviendo con su familia y registrando obsesivamente cada instante de su vida.
“Juan Gabriel fue completamente libre en el escenario y en la vida. ‘Lo que se ve no se pregunta’ fue nuestra guía”, explicó Cuevas, reconocida por documentales como Bellas de noche y La dama del silencio: El caso Mataviejitas.
La serie, de cuatro episodios, recorre desde la infancia del cantante hasta los años de fama, la soledad y su deseo constante de amor y pertenencia. Según sus creadoras, el gran valor del proyecto radica en que está narrado casi en su totalidad por el propio Juan Gabriel, a partir de sus archivos personales.
La productora Laura Woldenberg detalló que el equipo tuvo acceso a más de dos mil cintas y medio millón de archivos —entre fotos, partituras y libretas— gracias a la colaboración del hijo del artista, Iván Aguilera, heredero universal de su legado.
“Buscamos mostrar al hombre y al mito, con respeto y sin amarillismo”, afirmó.
Por su parte, la productora Ivonne Gutiérrez subrayó que Juan Gabriel sigue presente:
“Alberto muere, pero Juan Gabriel es eterno. Está en nuestras calles, en nuestra cultura y en nuestras canciones”.
El estreno de la docuserie vendrá acompañado por una proyección del icónico concierto de 1990 en Bellas Artes, con tomas inéditas, el próximo 8 de noviembre en el Zócalo capitalino. Además, desde el 27 de octubre, se exhibirán fotografías nunca antes vistas del cantante en puntos emblemáticos de la Ciudad de México como Bellas Artes, el Ángel de la Independencia y la Diana Cazadora.
Con Debo, puedo y quiero, Juan Gabriel vuelve a contarse a sí mismo, reafirmando que su historia —como su música— sigue viva en el corazón de México.