Por Mirador Político
Sin duda uno de los graves problemas que ha existido en México es la corrupción, nuestra entidad federativa tampoco escapa a ese fenómeno multifactorial.
Para las nuevas generaciones y algunos personajes políticos es un tema inherente a la condición social del mexicano y a la actividad política y por tanto que debe ser aceptado.
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Sin embargo, durante el período de Félix González y con Roberto Borge, los altos niveles de corrupción aunado a la impunidad provocaron el hartazgo de la ciudadanía quintanarroense la cual había sido indiferente en los procesos electorales pero en un acto de cultura de la democracia lograron que el candidato que garantizaba la continuidad de estas administraciones corruptas y arcaicas perdiera.
En este escenario una de las banderas que tomo la candidatura y ahora la administración del gobernador Carlos Joaquín es el combate a la corrupción, lo cual resulto mucho más complejo de lo que pareciera.
El proceso inició desde el Congreso con la revocación de las acciones tendientes a blinda de todo juicio a Roberto Borge y los que participaron con él en el “megasaqueo” a las arcas públicas.
Aunado al proceso de la implementación del Sistema Nacional Anticorrupción que obligan a tener instancias más severas en la sanción.
Cambiar la perspectiva ciudadana no es tarea sencilla, ya que muchas veces se deja llevar en las redes con ataques pues es más fácil el desprestigio que el reconocimiento debido a la falta de credibilidad que tiene la clase política; sin embargo, los cambios se han realizado.
Esta semana ha sido significativo para la transparencia y el combate a la corrupción, las señales son claras, se detuvo a dos ex funcionarios borgistas, Ercé Barrón y a Ana Rivera, el primero implicado en el desvío por parte de la para estatal VIPSA y a la segunda por desvíos en la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado.
Lo preocupante es la actitud con la que se conducen pues no logran comprender que desviar, disponer o desaparecer cientos de millones de pesos del Estado es una afrenta grave a una ciudadanía.
También se lanzó la convocatoria pública para que cualquier ciudadano que cumpla con los requisitos tenga la posibilidad si está en aptitud pueda integrar el Tribunal Administrativo que será el encargado de dictar las resoluciones en el combate a la corrupción, en este sentido debemos como ciudadanos dar seguimiento a las entrevistas y la selección de estos magistrados que tendrán tan importante responsabilidad a su cargo.
Y para finalizar, el día de ayer jueves 30 de noviembre el Iapqroo presentó el libro “La Corrupción en la Administración Publica y el Sistema Nacional Anticorrupción en México”, escrito por José Juan Sánchez.
Lo que nos deja ver el compromiso que ha asumido el titular del Ejecutivo en el estado es que el mismo ha colaborado con el prólogo para dicho ejemplar.
Este hecho debe llamar gratamente la atención el gran interés en el tema del combate a la corrupción y por ello señala tajantemente en el libro “En los gobiernos y sociedades donde no hay transparencia, suelen anidarse con mayor arraigo la corrupción”.
La transparencia es conocer las acciones de gobierno, los gastos, las inversiones, salarios, concesiones, con estos elementos el ciudadano está informado y puede ser participe en eliminar este mal.
Carlos Joaquín ha sido claro en su compromiso con la transparencia, fue el primer estado que firmó el convenio de comisiones abiertas, mejoró los índices de transparencia en materia fiscal, ha implementado a través de las instancias correspondientes como la Contraloría del Estado y la Fiscalía la revisión de cuentas y turnar los expedientes para la sanción de los funcionarios que desfalcaron el Estado, entre otros.
El inicio del camino que ha realizado es definitivo, pues una vez que se abren las cuentas que se acerca al ciudadano a la actividad del Estado es difícil que exista marcha atrás.
Sin embargo, la responsabilidad no está solo en una sola persona, pues de nada servirán los esfuerzos si los ciudadanos siguen apáticos a consultar las páginas, a dar seguimiento a los indicadores, a cuestionar, a dar una calificación del desempeño de los funcionarios y servidores públicos de manera objetiva dejando a un lado juicios de valor o rumores en redes.
El poder de transitar de la corrupción a la transparencia solo se puede lograr cuando la sociedad no solo manifieste su hartazgo sino que asuma el compromiso que le corresponde, no basta señalar la corrupción desde una zona de confort, hay que llevar a la práctica los valores de la honestidad.
