Parece inexplicable -de hecho lo es-, que mientras en los tribunales de los Estados Unidos de Norteamérica se hunde cada vez más el ex Secretario de Seguridad Pública del espurio Felipe Calderón Hinojosa, Genaro García Luna, el primero siga como si nada, paseándose por las calles de Madrid, en yate o por la red social “X”, atacando sin rubor alguno a todo lo que huela a Cuarta Transformación, cuando debería haber sido llamado desde hace tiempo a rendir alguna declaración sobre los actos de su cada vez más evidente cómplice, si no es que arrestado por omisión, en el hipotético escenario de que él , como Presidente de la República, no se hubiera enterado de nada de lo que su Secretario realizaba, como fue el asociarse con grupos del crimen organizado.
Y digo lo anterior, derivado del certero y desequilibrante golpe que García Luna recibió el día de ayer, cuando una jueza norteamericana determinó que debe devolver a los mexicanos más de 2,500,000,000 de dólares o su equivalente en moneda nacional.
Es obvio que mientras un acomplejado Felipe Calderón se divertía jugando al emperador al declarar la guerra al narcotráfico, García Luna llevaba a cabo un plan de extermino de seres humanos de manera extrajudicial a lo largo y ancho del país, estableciendo un Estado de Excepción sin ningún protocolo al respecto. A toro pasado, podemos inferir que, desde Los Pinos, se fraguó un plan para convertir a nuestro país en el proveedor mayoritario de droga a los Estados Unidos, con el consecuente enriquecimiento de quienes operaban el tráfico al más alto nivel y a costa de la paz y tranquilidad de la población. Un pueblo que, desde una profunda pobreza y marginación impuesta por la noche neoliberal, aportaba nada menos que a sus hijos e hijas como tropa, carne de cañón de estos sinvergüenzas que hoy, desde lejos, vociferan como si nada.
García Luna, emblema de un gobierno espurio, fallido y sanguinario, se hunde cada vez más; pero y Calderón ¿cuándo?
Luis Humberto Aldana Navarro
Diputado Federal
Distrito 3
Quintana Roo